Llegué a casa después de un largo día de trabajo y lo primero que hice fue quitarme los tacones, ¡Qué dolor de pies! Y después me puse el pijama, que esa sensación después de estar agotada es algo casi orgásmico, aunque más lo fue un rato más tarde.

Estaba cenando y recibí un WhatsApp de Luis. Luis era mi ex, habíamos tenido una relación breve pero intensa. Luis era un morenazo, piel color café, unos ojos grandes almendrados, pelo negro y una sonrisa súper bonita, los dientes los tenía perfectos.

  • Hola, ¿Qué tal va?¿Cómo fue la reunión que tenías hoy con los socios?
  • ¡Hola Luis! Buf, ha ido bien, pero han sido muchas horas de pie exponiendo y estoy agotada es poco, quitarme los zapatos ha sido un placer inmenso.
  • Vaya vaya, si que tienes placeres fáciles tú, no te recordaba así, ¡Eres bastante exigente normalmente!
  • No soy exigente, más bien, exijo lo que ofrezco, ¿O no es así?
  • No lo niego, tengo muy buenos recuerdos tuyos, Maca.
  • ¿Qué recuerdos tienes? ¡Refréscame la memoria!
  • Recuerdo tu mirada cuando me veías desnudo, era una mirada que me ponía muchísimo, también recuerdo como te estremecías cuando te tocaba y la forma que tenías de besarme, tengo muchísimos recuerdos tuyos.
  • Ui, es que me encantabas, normal que te mirara así.
  • Ah, ¿Te encantaba? Verbo conjugado en pasado…
  • Bueno, ya nunca nos vemos, no quieres verme, así que… ¡Habría que verte para poder cambiar el tiempo verbal!
  • ¿Y si te invito a cenar a mi casa? Me pongo un delantal y te cocino algo. 
  • Ui, tú cocinando… ¡Ya tienes que tener ganas del postre para cocinar! ¿Me vas a abrir solo con el delantal?
  • ¿Sólo con delantal?¿Que me quieres ver el culito?
  • Tienes un culo bonito, bueno, más bien estas para comerte entero.
  • Me encantaba cuando me comías entero, tienes una boca que hace maravillas
  • ¡No soy para tanto, soy una chica normal! ¿Crees que teníamos química tú y yo? ¿Te animas aún si piensas en mí? Ya me entiendes…
  • Claro que teníamos química y creo que aún la tenemos, y si te refieres a que si aún me pones, si, me pones muchísimo.
  • ¡Mmm, como me gusta oír eso! Bueno, leer, oír ya me lo dirás en persona, si quieres.
  • ¿Te pondría si te lo dijera susurrándote al oído? 
  • Yo creo que ya te estaría metiendo mano y comiéndote el cuello como mínimo. 
  • Eso me ponía tan cachondo cuando lo hacías…

 

Y sólo de leer esa palabra, notar que seguía poniéndole y que había tanta química como hubo en su momento, empecé a tener muchas ganas de tenerlo cerca y volver a enredarnos entre las sábanas, besarnos, lamernos, disfrutar de él… definitivamente, volver a vivir todo lo que sentimos juntos.

  • ¡Ya empezamos con los calentones tontos Luis! .- No era la primera vez que sucedía, nos dábamos mucho amor por whatsapp y después todo seguía como si nada-.
  • Pues esto no es nada en comparación con todo lo que querría hacerte y decirte.
  • ¿Qué me dirías? A ver si consigues sorprenderme. 
  • Susurrándote al oído te diría que me acuerdo de todo lo hicimos, recuerdo cogerte de las tetas y follarte bien duro mientras me mordía el labio, que sé que te encantaba, también recuerdo cuando tu cuerpo empezaba a temblar, hasta acabar gimiendo, me encantaba hacerte disfrutar. También te diría que no he conseguido olvidarte, no hay ninguna como tú, Maca. 
  • Mmm… ¡Y lo que me encanta a mí escuchar que te encantaba! Tampoco hay nadie como tú, Luis. 

Nada más escribir eso, empecé a recordar algunos encuentros que habíamos tenido, y lo bien que me lo pasaba con él, empecé a imaginarme que lo tenía delante, como sus dedos se deslizaban entre mis muslos, acariciando mi clítoris para después bajar lentamente y lamerme con entera mientras me metía los dedos.

Abrí la mesita de noche y saqué un dildo, suavemente me lo introduje e imagine como estaría encima de mí follándome, cada vez más rápido y más profundo. Sonó el teléfono y recibí otro mensaje de él:

  • Maca, tengo unas ganas locas de follarte de nuevo…
  • Y yo de que me folles, Luis, me encantaría tanto estar contigo ahora
  • Mira como me tienes. .- Y adjuntó una foto -. Tengo una mano ocupada.

¡Dios, era tal y como la recordaba! Me moría de ganas de tenerla dentro un ratito.

  • Yo también tengo las manos ocupadas, me encantaba como me comías el coño para después follarme bien duro.

 

Volví a abrir el cajón y saqué el satisfayer para imaginármelo dándome placer, y como era de esperar, dos minutos de imaginación y satisfayer, ¡orgasmo garantizado! Llegué al clímax y miré el teléfono de nuevo:

  • Toma, para ti, dedicado.– y adjuntó un vídeo suyo de puro placer susurrando mi nombre y corriéndose. 
  • Me encanta… ¿Y si nos dejamos de tanto whatsapp y nos vemos un día de estos? 
  • Me encantaría, ya mañana miramos de concretar un día, que ahora estoy agotado y mañana madrugo. Buenas noches Maca, un beso.
  • Buenas noches Luis, que descanses. 

 

Como ya me imaginaba, no concretamos ningún encuentro al día siguiente, ni siquiera dio señales de vida los días siguientes. 

¿Por qué siempre haría estas cosas después de tener intimidad por WhatsApp? ¿Me estaría haciendo una especie de ghosting?¿Qué pasaría por su cabeza después de estas conversaciones? 

Y lo más importante, ¿Estaba dispuesta a seguir con todo esto si no se convertía en algo físico? 

Oaipa