Lo que os voy a contar es 50% follodrama y 50% reivindicación porque me he dado cuenta, queridas lectoras de WeLoversize, que soy una tolai.

Todo comenzó cuando empecé a salir con mi novio, que es más majo que las pesetas. En una de esas primeras citas con cervezas de por medio, empezamos a hablar de fantasías, cosas que nunca habíamos probado pero querríamos, cosas que jamás haríamos y, en definitiva, de ñiqui-ñiqui. Le dije que siempre había sentido curiosidad por el anal, pero que nunca había surgido y que la única vez que lo intenté con un tío salió mal.

Pasaron los meses y el tema de darme por culo quedó en el olvido, pero ayer lo hicimos.

Me desperté inspirada y a eso de las cuatro de la tarde me di una ducha haciendo especial hincapié en mi culete. Sé que muchas diréis “chica, si van a darte por el ojal ponte un enema”, pero fue algo tan improvisado que no tenía nada por casa. Lo único que podía hacerme el apaño era la alcachofa de la ducha, y os prometo que intenté dejar eso lo más limpio posible.

Resultado de imagen de anal sfw

A las seis llegó mi novio de trabajar y yo estaba esperándole con unas braguitas de encaje negras y su camisa blanca. No es por tirarme flores, pero estaba muy sexy.

Ya os imaginaréis lo que sucedió. Que si te como la boca, que si te apoyo contra la pared, que si te como enterita, que si te acaricio, y empezamos a darle al fornicio. Dato importante: no utilizamos condón porque yo tomo la píldora por problemas hormonales.

Llegó un punto en el que yo estaba muy excitada, y me giré y le dije “fóllame”. El preguntó “¿dónde?”, y yo respondí “en mi culo”. Igual no fue la forma más fina y sexy de decirlo, pero no se me ocurrió otra.

Empezó despacio, entró fenomenal, y al ratito él se corrió y yo, que estaba masturbándome mientras, también. Y a medida que empezó a sacarla lo noté: ahí había caca. Fue una intuición y me entró la vergüenza.

“PARA. Sácala despacio y por favor tapa los ojos.”

Y claro, el muchacho se asustó porque no entendía el percal. Yo se lo expliqué.

“Me da miedo que te hayas manchado.”

Él, amablemente, me dijo que le daba igual haberse manchado. Que intuía que metiéndomela en el culo no iba a salir como un sable recién abrillantado. Aun así, yo me sentía super avergonzada y corriendo fui a por toallitas para limpiarle el rabo. Al acabar le obligué a darnos una ducha ambos.

Resultado de imagen de anal sfw

Y ahora, 24 horas después del incidente, me pregunto qué coño pasa en mi cabeza para avergonzarme así de algo tan natural. Es como si follando con la regla me diese palo que estuviese manchado de sangre. Pues chica, se limpia y no pasa nada, no es necesario el paripé de “ay, tápate los ojos”. ¿Qué pensaba? ¿Que tras ver un manchurrón marrón se iba a desenamorar de mí? Pues oye, si así fuese igual es que mi novio no es tan majo como yo creía.

A lo mejor para vosotras esto es algo banal, pero me he dado cuenta de la tendencia de algunas mujeres de avergonzarnos por todo. Por el pelo, por el sudor, por el acné, por lubricar demasiado, por lubricar muy poco, por menstruar, por tirarnos pedos vaginales, por tirarnos pedos normales, por tener restos de caca en el puñetero esfínter anal. TODO. Y oye, por mi parte se acabó. No voy a guardar mi caca en un táper, pero por lo menos voy a dejar de avergonzarme de ella como si fuesen las pruebas de un delito.

 

Anónimo

Envía tus follodramas a [email protected]