No tengo casa, no tengo coche, no tengo trabajo, no tengo hij@s, no me he casado, no tengo carrera universitaria. ¿Os suena? Y lo mejor o lo peor de todo esto, no tengo intención de tener nada de lo citado anteriormente. 

Los treinta son un punto de inflexión para much@s de nosotr@s, te paras a pensar sobre todas esas cosas que la sociedad espera de ti, pero pregúntate a ti mism@, ¿Que esperas tú? 

En ocasiones me he sentido fracasada y condenada a contestar las mismas preguntas una y otra vez, esas preguntas que en tantas ocasiones nos hacen sentir fuera de lugar. 

¿Estás solter@? ¿Con tu edad? Como sigas así, te vas a quedar sol@ toda la vida.

¿Tienes novi@? ¿Con tu edad? Qué promiscu@. 

¿Y para cuándo los niñ@s?  ¿Vivís juntos y no os casáis? 

¿Cuántos años tienes? Se te va a pasar el arroz

Desgraciadamente, vivimos en un mundo en el que la vida está preestablecida, alineada en un orden. Si decidimos modificarlo, nos cuentan que saldremos perdiendo y, aunque ahora nos quieran enamorar con historias acerca de lo modernos que somos, todavía nos queda mucho por hacer y sobre todo por aprender. 

Como todos vosotros ya sabéis, nacemos creyendo que debemos seguir la estela que van dejando la mayoría de seres humanos.

  • Nacer – Estudiar – Encontrar una pareja – Volver a estudiar – Trabajar – Volver a estudiar – Encontrar un trabajo mejor – Encontrar una pareja mejor – Conseguir que te hagan fijo en el trabajo – Ahorrar – Comprar una casa – Casarse – Tener hijos – Volver a ahorrar – Ayudar a tus hijos – Ver crecer a tus niet@s – Morir.

Hace poco me topé de frente con una conclusión y me dije: «Si esto funciona así, yo me quedé en el primer paso: nacer», y esto me parece suficiente como para poder cambiar todo lo demás.

Seamos realistas, nos ha tocado vivir en una época en la que adquirir una propiedad con un sueldo mileurista (si es que llega) es prácticamente inalcanzable, estudiar es caro y se ha convertido en un privilegio, traer un hij@ al mundo sin tener un ápice de estabilidad hace que lo pienses y lo vuelvas a pensar miles de veces, y no tener pareja es tan válido, bonito y enriquecedor como tenerla.

Así que no te fustigues más, 

Somos much@s en el mismo barco, y aunque creamos en ocasiones que este se hunde, vamos a convertirlo en un crucero 😊 

 

Sara Astarloa