He pillado a mi chico olisqueando mi Satisfyer

 

Yo ya no sé si reír, llorar, o hacer como que nunca he visto lo que he visto. ¿Por qué coño tuve que volver sobre mis pasos aquel día y entrar en el dormitorio cuando mi novio ya no contaba conmigo? ¿Por qué, dios mío? ¿Eh? ¿Por qué?

¿Por qué tuve que verle haciendo semejante guarrada?

Si es que… a quién se le cuente… Lo cuento aquí desde el anonimato, porque esto no se lo cuento a alguien que nos conozca ni de Blas. Palmo de la vergüenza.

Venga, ahí va: He pillado a mi chico olisqueando mi Satisfyer.

¿Qué os parece? Voy con más detalle.

Como viene siendo habitual desde que me he ido a estudiar fuera, se vino a pasar el finde conmigo. Llegó el viernes por la tarde, salimos a cenar y a tomar unas copas. Pasamos la noche juntos y sin estridencias, porque mi compañera estaba en casa, y dormimos todo lo que quisimos. El sábado nos dimos un poquito de amor mañanero y decidimos salir de la cama para ir a dar un paseo y tomar el aperitivo. Para lo cual, había que ducharse. Así que, después de echar a suertes quién iba primero, pillé algo de ropa y me fui al baño. Al llegar me di cuenta de que me había olvidado de pillar unas bragas. Hice un pis, tiré de la cadena y volví a mi dormitorio a buscarlas.

Ay, qué imagen aquella. La de mi chico estirado sobre la cama, con medio tronco fuera para alcanzar el cajón de la mesilla que tenía abierto. Y con la nariz metida en la boquilla de mi succionador de clítoris.

He pillado a mi chico olisqueando mi Satisfyer

 

‘¿Pero qué cojones estás haciendo?’, creo que le pregunté. Al oír mi voz a su espalda se llevó tal susto que todo su cuerpo dio un respingo y el Satisfyer se le cayó al suelo. Pero aún tuvo los huevos de increparme por haberle asustado.

Luego ya fue consciente de la delicada situación y le bajó un poco al tonito. Se puso hasta pálido, el pobre.

¿Os preguntáis por qué mierda estaba haciendo eso? Pues hay una explicación.

Resulta que el chaval es un pelín inseguro en el terreno sexual, cosa que yo ya sabía, pero que se hizo más evidente cuando se enteró de que mis amigas me habían regalado el Satis de marras unos días antes de mudarme.

Ellas lo hicieron para que llevara mejor la distancia con mi chico, dijeron. Pero a él le sentó fatal porque se sintió amenazado por el poder del juguetito.

Ya sabéis, porque yo estoy enamorada de su pito, nada más (sarcasmo modo on), con que es más que probable que le acabe abandonando por un succionador. En fin. Cada uno con sus inseguridades, que yo también tengo las mías. Lo que pasa es que a él no le moló nada. Y yo le dije que ni siquiera lo quería, que no lo iba a usar. Que podía estar muy tranquilo.

Pero no me creyó. Y quería comprobar que, en efecto, no le ponía los cuernos con él durante mis noches solitarias en la gran ciudad.

 

He pillado a mi chico olisqueando mi Satisfyer

 

No fui capaz de enfadarme, por mucho que cuestione sus métodos.

Ni tampoco fui capaz de decirle que se equivoca al depositar más confianza en su nariz que en mí, que lo mantengo perfectamente limpio después de cada uso.

Porque el Satisfyer nunca le va a sustituir ni en mi corazón ni en mi pepita, pero se ha ganado a pulsos un sitio entre mis bragas.

 

Anónimo

 

Envíanos tus movidas a [email protected]

 

Imagen destacada