Rae me conquistó hace ya algunos años. Cuando descubrí ‘My Mad Fat Diary’ casi por casualidad. La vi a ella, y como nos ha pasado a muchas, me vi a mí, a mis 16 años. A través de Rachel Earl pudimos decir lo que hasta entonces creíamos imposible. Ella se convirtió en la voz de muchas de las que sufrimos una adolescencia que parecía solo querer escupirnos. ‘My Mad Faf Diary’ se volvió pronto mucho más, toda una obra de arte en la que la protagonista ya no era esa chica dentro de los cánones, donde las cosas se tratan con naturalidad, sin tabúes y con toda la intención de abrir la puerta a otra forma de ver el mundo.
No es la primera vez que desde Weloversize hablamos de este serión. A pesar de no encontrarse todavía en ninguna plataforma de streaming, ‘My Mad Fat Diary’ se ha convertido en una oda para muchas personas. La manera de expresar, lo que llega a significar cada personaje, la montaña rusa de sentimientos al visualizar cada capítulo. Ayer mismo nuestra querida Andrea Compton dedicaba su vídeo semanal en su canal de Youtube a hablar sobre por qué esta serie es ya una de sus imprescindibles. Más de cuarenta minutos en los que la youtuber nos mostró los principales cortes de cada una de las tres temporadas. Como no podía ser de otra manera, el vídeo de Andrea me hizo recordar lo mucho que disfruto siempre que veo de nuevo esta serie, aunque sea en pésima calidad. ¿Queréis saber los motivos por los que ‘My Mad Fat Diary’ continúa siendo magnífica?
Por Rae, por supuesto
Ella, esa chica cuya cabeza es realmente el origen de prácticamente toda la serie. Una mujer en plena adolescencia que tan solo quiere ser como las demás. Con Rachel aprendimos que nuestros sentimientos no pueden avergonzarnos. Las subidas y bajadas de la protagonista son al final también las nuestras, sus errores y sus celebraciones se nos transmiten de tal manera que al final, su viaje vital acaba ofreciéndonos también a nosotros una valiosa lección.
Por hablar sin tapujos
El aborto, la homosexualidad, la masturbación, las primeras relaciones sexuales… Pocas series de hoy en día han sido capaces de acaparar tantísimos temas con tal naturalidad. Desde el aborto de Chloe, la mejor amiga de Rae, hasta la capacidad que tiene la propia protagonista para hablar de su masturbación sin ningún ápice de vergüenza. Como debe ser, sin esconderse. Porque para muchas la adolescencia estuvo marcada por esas dudas en torno a si lo que estábamos sintiendo o haciendo era normal, con miedo a ser señaladas. Resulta que sí, todo es normal, y ya era hora de que una producción de este tipo lo demostrara.
Por lo fuerte del mensaje
La figura de Tix, la mejor amiga de Rae en el hospital psiquiátrico, se convierte de repente en un imprescindible. Rachel se apoya en ella desde su entrada en el hospital, y una vez sale la visita a menudo para hacerla partícipe de sus miedos más allá de las puertas del hospital. Tix es una chica débil, con un trastorno que la hace encolerizar ante el miedo, y encuentra en Rae la figura con la que aprender a sobrellevar sus sentimientos. Claro que Rae, una vez fuera, tiene una vida más allá de Tix y… vaya, el aprendizaje que nos llevamos no va a estar falto de lágrimas.
De hecho, más allá de la increíble historia de Tix, cada uno de los capítulos de la serie no deja de girar en torno a esa historia inicial por la que Rae termina en el hospital. Salir de esto, convertirse en una adolescente más a pesar de todo, aprender a quererse y a valorarse.
Por Finn
Finn es el chico, ese que nos conquistó a todas durante nuestros años de instituto. El niño guapo con aspecto rudo al que al principio no vimos el atractivo pero que poco a poco demostró ser mucho más que una bonita sonrisa. La historia de Rae y Finn es tan nuestra que cada ida o venida la vivimos en nuestra propia piel. Se han quedado marcados a fuego momentazos tan auténticos como la escena del baño, donde Finn le deja claro a Rae que le gusta y que no tiene que darle más motivos, o ese primer contacto sexual en el que él se convertía en el verdadero mago de los orgasmos.
Por Kester y lo importante que es en toda la trama
Se podría decir que las citas de Rae con Kester, su terapeuta, son ese punto de inflexión que tanta falta le hace a la historia para que no se convierta en un auténtico desmadre. Kester escucha a Rachel e intenta que sea ella misma la que descubra el camino por sí sola. Una figura que parte como ese personaje sin más, pero que poco a poco llega a alzarse como uno de los imprescindibles. Al final, la terapia de Rae es un poco la muestra del propio guion de cada temporada, y Kester gana protagonismo como esa persona básica en la vida de Rachel.
Por todas las Chloe
Rae le dice a Chloe, su mejor amiga, que ella no tiene ni idea lo que es sufrir, lo que es que te miren y te juzguen cada dos por tres. Ellas, completamente diferentes en todo, sufren sus encontronazos siempre llevadas por sus propias maneras de ver el mundo. Parece que la postura de Rachel es la correcta, al fin y al cabo es ella la que sufre en su piel cada burla o cada desprecio… Hasta que, a través de un capítulo diferente, Chloe muestra su punto de vista. De repente, ser la guapa, la femenina, la chica perfecta, ya no es un sinónimo de nada. ¿Acaso no tienen derecho a sufrir? La adolescencia es complicada para todos, de un modo u otro, sin etiquetas.
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