Hemos tenido nuestro primer intercambio de pareja, os lo cuento todo. 

 

Somos una pareja que siempre hemos sido bastante abiertos de mente, pero no habíamos rebasado la línea de tener sexo con terceras personas, hasta que, por circunstancias varias, nos dimos cuenta de que estábamos preparados para dar el paso y abrir la relación, o al menos, probar cómo sería y ya después ir viendo si queríamos seguir por ese camino o no. 

Aún y haberlo decidido, no nos parecía buena idea ir a clubs de intercambio de parejas, nos parecía muy frío y poco personal, más un «todos con todos» y al menos la primera vez, queríamos estar cómodos y tener la libertad total de decidir hasta donde queríamos llegar en un ambiente más de “estar por casa”.

De manera totalmente inesperada, conocimos a una pareja saliendo de fiesta una noche. Nos invitamos a chupitos y nos llevamos genial, así que nos dimos el teléfono las chicas para el intercambio y quedamos en vernos.

 

Durante los días siguientes, estuvimos hablando por WhatsApp y ella me comentó que habían decidido abrir la relación pero que no habían dado aún el paso y pensé, ¡Ésta es la nuestra! Eran guapos, simpáticos y además también era la primera vez de ellos, era ideal. 

Tras conversar abiertamente con ellos y establecer los límites, les invitamos a cenar un día a casa. Con las copas de vino de la cena y algún cóctel después, fue más que suficiente para relajar el ambiente y sentirnos cómodos y desinhibidos. 

En nuestro salón, tenemos dos sofás, uno delante del otro. Mi pareja se puso con la chica de la otra pareja y yo con la suya. Tras mirarme con mi pareja y ver su aprobación, besé a Aitor y él hizo lo mismo con Gabriela. 

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Nos empezamos a calentar y tocarnos un poco y como queríamos que no fuera todo tan «visible» para estar más cómodos, nos fuimos cada nueva pareja a las dos habitaciones que había contiguas.

Aitor me quitó la camiseta y empezó a lamer y succionar los pezones, mientras, yo le iba masturbando por dentro del pantalón. Nos quitamos lo que quedaba de ropa y me senté para hacerle una felación mientras le acariciaba los huevos y tocaba el pecho.

Me tumbé con las piernas elevadas y él se encajó entre mis piernas, se colocó un preservativo y me penetró. 

Hacía muchísimo tiempo que no notaba otra polla diferente dentro de mí y era una sensación completamente nueva. Yo disfrutaba muchísimo con mi pareja, pero la novedad siempre es la novedad, conocer otra piel, otros ritmos, otro calor… Es algo que te hace vibrar.

 

Tenía buena potencia y ritmo y yo en pocos segundos, estaba gimiendo y gozando sobre su polla. Las paredes eran casi de papel, así que pude escuchar a la otra chica y a mi pareja gimiendo y pensé, no me extraña, si mi novio sabe muy bien cómo hacer disfrutar a una mujer.

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Me puso tanto escucharlos, que entre lo que estaba sintiendo yo teniéndolo dentro y los gemidos de la otra habitación, me acaricié el clítoris pensando en cómo seria tenerlos allí e incluso que ella fuera quien me acariciara o lamiera mientras me follaba a su novio que me puse muy cachonda. Tanto que yo diría que fue de los mejores orgasmos de mi vida. 

Pensaba que iba a sentir celos y lejos de eso, lo que sentí es unas ganas locas de que participemos todos juntos la próxima vez. 

Anónimo

 

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