Así como lo leéis, llegó un punto en mi vida en que tuve que decidir qué quería yo de una pareja. Hice una lista para saber qué quería en el amor.

Y os preguntaréis: ¿es qué no lo sabías? Pues quizás no, no lo tenía claro. Había tenido varias relaciones y rollos, pero siempre me había sentido como una veleta, dejándome llevar por lo que me traía el viento.

Yo sabía ya ciertas cosas que no quería, pero ¿y lo que quería? 

En estos tiempos modernos hay mil formas de tener una relación: que si monogamia, poliamor, relación abierta, amigos con derechos, amigovios, y un largo etcétera. Eso unido a que las relaciones parecen más volátiles que nunca y que la gente tiene muchos asuntos emocionales sin resolver, hace que el terreno de las relaciones sea un inmenso campo de minas.

Pero, ¿Qué quería yo? Para empezar, sabía lo que no quería. 

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La lista de cosas que no quería decía algo así:

-Violencia

-Faltas de respeto

-Control

-Celos

-Egoísmo

-Manipulación

-Pasotismo

-Tacañería

-Adicciones

-Dependencia emocional

 

La lista de cosas que quería decía algo así:

 

-Comprensión

-Respeto

-Confianza

-Comunicación

-Amistad

-Atracción

-Cariño

-Que se preocupe por mí

-Que tenga en cuenta mis emociones

-Que pueda contar con él

-Que esté disponible emocionalmente

-Que me incluya en su vida

-Que hagamos planes juntos

-Que esté cómoda a su lado

-Que me entienda

 

Hacer una lista me ayudó a reflexionar y a tener un mapa mental de lo que quería para mí.

Había muchas más cosas, pero para mí, las básicas eran estas. Está claro que nadie puede cumplir esta lista al 100%, pero ya tenía una base de la que partir. Ahora puedo saber si un chico cumple o no cumple lo que para mí es una relación no tóxica.

Cuando llevo un tiempo conociendo a alguien y tengo dudas de si la relación puede avanzar a toda vela o, por el contrario, hay que dejarla hundirse en el mar o amarrarla al puerto; tengo en cuenta la lista que elaboré. Porque me ayuda a tener claro en qué punto estoy.

 

Si, por ejemplo, conozco a un chico por el que siento atracción y cariño, pero sin embargo en la relación se descuidan la comprensión, el apoyo y la confianza… entonces, sé qué áreas se están dejando de lado, y hay que mejorarlas, porque para mí son importantes. Y si veo que no conectamos a nivel emocional, es que esa relación no va a ser sana para mí.

Hay otras personas con las que hay cariño, comodidad, comunicación… pero quizás hay egoísmo y control. Entonces, valoro si se pueden cambiar esos aspectos a mejor, o si por el contrario empeoran, y en este último caso, dejaría la relación.

El quid de la cuestión es saber lo que queremos. A veces estamos demasiado enfocadas en si les gustamos, y olvidamos preguntarnos lo importante: ¿nos gusta él? ¿nos gusta una persona que solo quiera un polvo y después, si te he visto, no me acuerdo? ¿nos gusta una persona que no nos deja tener las amistades que queremos? ¿nos gusta una persona que está constantemente criticándonos? ¿nos gusta una persona dependiente? ¿nos gusta una persona que aparece y desaparece cuando le place?

 

Ahí está la pregunta. A veces es difícil, porque nos ilusionamos, eso es lo que pasa. Pensamos que esa persona es ideal, que todo irá genial, que es inmejorable; y luego esa persona no es como esperábamos. Y hay que esperar a conocer a la persona. Ese es un consejo que me dio alguien que aprecio mucho: hay que conocer a la persona. Hay que conocer sus defectos, que los tiene. Las sorpresas nos las podemos llevar igual, pero seguramente no nos llevaremos tantas, porque algunas cosas ya no nos vendrán de nuevas. Y así, poco a poco, ir viendo si se congenia. Y, sobre todo, ser sinceras con nosotras mismas.

El amor no es sufrimiento. ¿Nos compensa seguir en una relación en la que sufrimos? Cojamos las riendas de nuestra vida, decidamos lo que queremos y lo que no vamos a tolerar.

 

Lunaris