Algo que he visto en muchas películas americanas son esas escenas en las que el grupo de amigas al completo se va al centro comercial a arrasar en ropa interior para el próximo eventazo que tengan a la vista. Incluso en alguna de ellas el plan incluye irse a comprar sujetadores con amigos. ¿En serio?

Irse a comprar sujetadores y bragas con tus amigas resulta un plan genial cuando tus atributos entran en esas tallas estándar que inunda las cadenas de ropa interior pero… ¿Qué pasa cuando tu usas más allá de una L en las bragas y una copa de sujetador más allá de la D? Que podrás ir de compras con ellas pero tú no vas a encontrar nada.

Porque claro que tú puedes ir al centro comercial con tus “best friends” y ojear entre percha y percha y fabular con lo estupendo que sería que tus sujetadores costarán 11 euros o pillar de vez en cuando un 3×1. Puedes acompañarlas, aconsejarlas e incluso morirte de envidia de la buena por no tener cerca de tu casa una tienda en la que la variedad de bragas donde enfundar tu culamen fuera tan amplía.

Socorro, sacadme de aquí

 

En esa tarde de compras llegará el terrible momento. Sí, habéis leído bien, terrible. Terrible ese momento en el que una de tus amigas y toda su buena intención cogen el sujetador más grande de la tienda y te suelta un “Este te tiene que valer, ¿no ves que es enorme? Pruébatelo”. Y tú dices que no, que eso no te vale y ella insiste y tú te vas al probador por aquello de no quitarle la ilusión y en menos de dos minutos estás en el probador con un sujetador “puesto” que lo más que hace, en el mejor de los casos, es sacarte varias tetas donde antes sólo tenías una. Entonces, te entra un ataque de optimismo porque, reconozcámoslo, el sujetador es monísimo y te pones la camiseta encima por si no se nota. ¡Oh my god! Fin del ataque de optimismo.

Abortado la opción sujetador, llega el tiempo de coger las bragas y estirarlas hasta ver cuánto dan de si por aquello de llevarse algo. Hay unas que estiran bastante y están de oferta, lo peor que puede pasar al meter tus carnes morenas en ellas es que te intenten partir en dos pero esa es otra guerra que tendrás que luchar otro día.

Y, como todo en la vida, todo tiene su parte buena y es que tu cuenta sonriente estará sonriendo en su sucursal porque no la has dejado en números rojos…. Al menos hasta que alguna propone ir al Primark y arrasas, entonces sí, con un montón de cosas de la línea de cajas que en ese momento fueron un sí y al llegar a casa son un ¿y esto para qué lo quiero?

 

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Tania C.