Quería hija,

te escribo esta carta rota por dentro. El sentimiento de culpa por el mundo que os estamos dejando a las mujeres del futuro está pudiendo conmigo, conmigo y con otras muchas. Porque te juro que, aunque estamos haciendo todo lo que podemos, parece que no es suficiente.

Hija mía, con estas letras espero que entiendas lo que hemos sido y, poco a poco, lo que hemos alcanzado. Espero que te vuelvas implacable ante la adversidad, y que comprendas que siempre serás más fuerte de lo que crees. Porque lo necesitarás, pequeña mía, porque la batalla que nos toca librar no está siendo fácil y hay que estar preparadas.

Con un asco que apenas me deja respirar te cuento que vivimos en un mundo de “manadas”, de grupos de miserables que se alían como hienas para demostrar a las mujeres quién manda. Nos ha tocado sobrevivir en una época en la que las hembras somos las posibles culpables por vestir provocativas, por charlar con un chico, y ya no digamos por darnos un beso en público con quien nos apetezca. Nos ha tocado ser conscientes de las injusticias pero aún así vivirlas, sufrirlas y lucharlas.

 

Ojalá jamás tuviera que sentir este miedo tan horrible por el qué será de ti, y de tantas jóvenes como tú, en tu adolescencia. Sueño cada día en que cualquier mañana despertaré y todo esto haya sido una malísima pesadilla, pero está claro que no, esto es terroríficamente real. ¿Qué me tocará enseñarte entonces? ¿Mil maneras de pedir auxilio cuando sientas que te persiguen? ¿Las instrucciones de uso de un dispositivo de defensa personal? Esto es de locos, mi niña.

Muchas crecimos creyéndonos a salvo, pensándonos en una sociedad civilizada e igualitaria. Pero resulta que nos estaban vendiendo humo. La verdadera cara de la moneda era aquella en la que ellos tienen la batuta de mando, donde los hombres continúan ganando más dinero por realizar el mismo trabajo que las mujeres, y en la que jamás se les cuestionará sobre aspectos personales de paternidad en una entrevista laboral.

¿Qué será de vosotras en unos años? ¿Qué será de muchas de las pequeñas de hoy en día? Nos están matando de una manera violenta y sin escrúpulos. Y mientras tanto muchos cuestionan la dureza de las leyes de violencia de género por considerarlas excesivas. Sinceramente, cariño, no sé cómo abarcar todo el miedo y la rabia que me rodea con todo esto.

Mis padres siempre me enseñaron que la libertad va ligada a la confianza, y que si una misma tiene claros sus principios todo va sobre ruedas. ¿De qué me vale a mí ahora todo eso cuando cualquier día un desgraciado puede acabar de golpe contigo y con tus ideales? Nos toca educarte en la sororidad, en la empatía, en la igualdad… pero no como meras creencias, sino con el convencimiento férreo de que sin ellas no llegaréis a ninguna parte. Que nunca os silencien, hija mía, alzad la voz siempre.

Durante tu vida escucharás tantas barbaridades sobre el feminismo que te faltarán los dedos de las manos para contarlas. Dentro de unos años, cuando tú llegues a tu mayoría de edad, ¿será ya partícipe toda la sociedad de lo imprescindible que es ser feminista? De veras deseo que nunca debas rebatir con nadie que en el feminismo está la igualdad, que todos hayan entendido de una vez por todas que este movimiento no es una moda sino una necesidad vital. Muchas ya hemos empezado esta labor, pero es evidente que está siendo mucho más duro de lo que esperábamos.

Ojalá pudiera regalarte un mundo a tu medida, donde tanto hombres como mujeres conviviesen en igualdad de condiciones, sin asesinos de género, sin temores por pasear de noche por las calles. Pero pienso que creces demasiado rápido y que no tendremos tiempo para terminar nuestra gran obra. Tú, y todas las pequeñas de hoy en día, nos ayudaréis a completarla.

Sé fuerte, mi vida. Queda mucho por hacer.

Te quiere, mamá.