Resulta que conocí a un tío en Tinder que me llamó mucho la atención, su descripción, la mirada que tenía y demás, así que no le di vueltas, match. Comenzamos a chatear y nos intercambiamos los teléfonos. Las conversaciones se iban alargando y hasta los buenos días nos dábamos, así que decidimos quedar para tomar un café, el cual se alargó bastante (un café) hasta que el camarero nos preguntó si queríamos tomar algo más. Yo me pedí una cerveza y Raúl una Coca-Cola Zero, que le gusta cuidarse. Me encantaban nuestras conversaciones, tocamos todos los palos, desde vida personal, relaciones, política y hasta bolsa. 

Varios días después quedamos de nuevo, esta vez para ir al cine y a cenar, como nos quedaba lejos un cine con calidad, yo puse el coche (y el gasoil) Raúl me dijo que tenía el coche averiado, y no me importó. Llegamos al cine y saqué la tarjeta para pagar mi entrada, y la chica me cobró las dos. Él se calló, no dijo toma mi parte ni nada… Hicimos hora mientras empezaba la peli, así que nos sentamos a tomar un café, en esta ocasión, pagó él, pero se quejaba de lo caro que había sido, (3,60€) en un enorme centro comercial, demasiado que fuimos a un lugar normalito, si vamos a Starbucks flipa en colores. 

He de decir que era un chico super atractivo y me encantaba pasar tiempo con él. Cuando entramos al cine, yo agarré una botella de agua, la verdad no me apetecía palomitas y no soy de muchas chuches ni chocolates, de nuevo aluciné un poco cuando Raúl miró los precios y se quejaba por todo. Así que se entró a la sala de vacío. 

Tras ver la película, en donde, por cierto, en ningún momento intentó nada, ni una mirada, un roce en la mano en los asientos, nada, fuimos a cenar. He de decir que pidió lo más barato de la carta, a pesar de que le dije que el aceite de los fritos a esas horas de la noche, nos sentarían fatal, y así fue horas después. 

Estaba más que intrigada, por saber si este hombre sería así o simplemente era casualidad, así que le pregunté por su vida laboral, tal cual, como si de una entrevista del INEM se tratase  me confesó que, aunque tenía carnet de conducir prefería que su “papi” lo llevara al trabajo, el cual, a pesar de tener una carrera en química, se dedica a impartir clases de ajedrez a niños, a los cuales me dijo que no soporta. Le pregunté qué planes tenía a futuro, si quería comprar un piso o algo y dejar de vivir con sus padres, y me dijo que sí, pero no tenía ahorros y que un banco no le daría una hipoteca porque nunca había cotizado en la seguridad social (40 años tiene el tío). Casi terminando la cena, me preguntó si quería algún postre o helado, que podíamos ir a otro sitio, le comenté que las cafeterías, pastelerías y heladerías del centro comercial ya estaban cerrando, le pedí que escogiera algo de la carta, la miró con ilusión, y al ver los precios me dijo que no le apetecía nada. 

Ya bastante desesperada, nos dirigimos a la barra para pagar, justo en el momento de pasar la tarjeta, se acordó de hacer una llamada “importante” ¿Quién pagó la cena también? Pues la menda lerenda.

De camino a su casa, sí, que también lo llevé a su casa, me preguntó si quería que hiciéramos algo al día siguiente, le dije que no sabía aún, que le confirmaba por la mañana. En la puerta, me dio un beso en la mejilla y no me aguanté las ganas y le pregunte qué iba a hacer con el dinero que se había ahorrado en la cita y con descaro, me respondió que los metería en su billetera de Bitcoin, pues estaba convencido cien por cien que se hará millonario y tendrá la vida de lujo que se merece. Obviamente salí escaldada y con casi cien euros menos en el bolsillo. 

 

Anónimo

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