No, no eres raro. No eres una estrecha. No tienes ningún trauma emocional, ni eres demasiado exigente. 

Probablemente, sólo seas demisexual. Ya, ya lo sé. Suena a moda inventada por los millennials para sentirse especiales. No pasa nada, no busco convencer a nadie, sólo quiero que toda esa gente que hay ahí fuera que cree que no encaja, que siente de forma diferente, sepa que no tiene un problema, que simplemente es una manera más de vivir la sexualidad.

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La definición de demisexual es muy sencilla: se trata de aquella persona que necesita tener una conexión emocional con otra persona antes de sentir atracción sexual. Y diréis: pero eso le pasa prácticamente a todo el mundo. Tal vez. Al fin y al cabo, la sexualidad es un espectro con muchísimos grados.

Pero yo estoy hablando de esas personas que necesitan semanas, meses, a veces incluso años de conocer a alguien antes de que, de repente, un día, salte la chispa. Aquellos a los que apenas les gusta una persona cada varios años. Los que saben que no son asexuales, porque tuvieron relaciones con su pareja de la adolescencia y las disfrutaron, pero llevan años sin masturbarse o consumir porno, porque no les aporta nada.

Aquellos a los que sus amigos les dicen: “¿Pero de verdad no te vas a liar con nadie esta noche? Si el chico que ha venido a hablarte antes es guapísimo”. “Tío, llevas un montón de tiempo sin follar, eso no es sano. Queda con el chico esa que te escribe tanto, si sabes que no quiere nada más, no te vas a complicar”. “A ver, yo cuando empecé a liarme con otros chicos después de romper con mi ex de toda la vida tampoco me sentía cómoda, pero es que tienes que acostumbrarte”.

O aquellos que intentan seguir el camino establecido por la sociedad actual en busca de esa conexión emocional. Que saben que sólo les han gustado de verdad dos o tres personas en su vida, pero tienen citas y sexo ocasional que no disfrutan, pensando que tal vez, en algún momento, llegarán a sentir esa conexión con alguien más, que sólo tienen que seguir intentándolo. Personas que sólo son capaces de disfrutar del sexo en soledad ante la ausencia de esa intimidad emocional.

Y también aquellos que ven pasar los años, uno tras otro, sin haberse dado aún un primer beso, sin haberse cogido de la mano con nadie, porque sólo les ha llegado a gustar una persona y la vida ha querido que en ese único caso que se les ha presentado, no se hayan visto correspondidos.

Hay incluso algunos que le dan la vuelta al proceso. Gente que comparte intensos momentos de intimidad emocional, noches de ternura y conversación, sin llegar a nada más, dejándolo ahí, por miedo a no llegar a sentir ese algo que viene después, por temor a decepcionar a la otra persona, a su incomprensión.

Por supuesto, también hay demisexuales que tienen pareja, o que no tienen problema para entender cómo sienten y saber cómo gestionar sus emociones. Y diréis, ¿pero por qué tienen tantos problemas para encontrar pareja los demisexuales?

Pues porque esperan que liguemos basándonos en un par de fotos de Tinder o con una conversación de dos horas, cuando a nosotros tal vez nos empieza a gustar una persona cuando llevamos cinco semanas hablando con ella de manera habitual. Es decir, que normalmente se trata de alguien de nuestro círculo de amigos, o del trabajo. Alguien que, probablemente, ha descartado ya toda posibilidad de que tengamos interés. Y si encima eres de los que jamás ha intentado usar Tinder y ha evitado todo ligue de discoteca, tienes que sumarle también una falta de experiencia a la hora de ligar más propia de la adolescencia.

Aunque eso no significa que no podamos tener también flechazos ocasionales. Normalmente se dan con alguien de quien ya teníamos alguna información, como la amiga de un amigo, o en circunstancias especiales, como un viaje, o un fin de semana en una casa rural. Es decir, cuando podemos condensar toda esa conexión emocional en menos tiempo.

Lo dicho, todo esto es un espectro en continua evolución en el que hay muchos grados. Y tal vez te hayas sentido identificado, en cuyo caso, sólo puedo decirte esto: no hagas nada con lo que no te sientas cómodo. No te obligues a hacer lo que hacen los demás si sabes que a ti no te funciona. No tengas prisa. No pierdas la esperanza. No tengas miedo. Habla. Explícale a tus amigas que no te interesan los rollos de una noche. Que no es que seas una mojigata o un romántico, sino que tú necesitas algo más para sentir esa atracción. Y si te gusta alguien, si compartes un momento especial, no tengas miedo tampoco a decírselo a esa persona, a contarle que tienes tu propio ritmo, pero que te gustaría seguir conociéndola.

Somos muchos más de los que nos creemos y la gente es mucho más comprensiva de lo que nos imaginamos.

Anónimo