No hacía ni dos semanas de haberme plantado de nuevo en casa de mi madre con las maletas en la mano y los niños detrás de mí, cuando decidí contarle a mi futuro exmarido que sí, que me había enamorado. Era muy pronto, era consciente, pero no lo había planeado yo, no quería que aquello me pasase justo en ese momento, pero a veces el corazón tiene otros planes para ti y, después de lustros de amistad con aquel chico, me había enamorado de una manera totalmente irracional y, aunque no sabía si sería correspondida del todo, debía decírselo a él y dejar de esconderme por la calle cuando iba con quien es ahora mi marido. Ahora sé que posiblemente llevase semanas sintiendo aquello, pero en aquel momento me parecía todo tan surrealista… Mi ex y yo llevábamos tanto tiempo mal que no podía recordar la última vez que habíamos estado en la misma habitación sin discutir, mi amigo de toda la vida seguía a mi lado, como siempre y, como siempre, mi ex celoso inventándose supuestos encuentros amorosos a sus espaldas. Todo me sonaba ridículo cuando especulaba sobre mi amigo y yo. Y una noche, antes de acompañarme a casa tras tomar algo con unos amigos, me sorprendí besándole y más aún cuando él me correspondió. Creímos que sería una cosa del momento, muchas emociones juntas, mucho cariño de muchos años e incluso yo bromeé con que, de tanto escuchar a mi ex hablar de él, me lo había metido por los ojos.

Pero pasaron los días y, por más que pensaba en lo poco apropiado que sería, en que ahora necesitaba estar sola un tiempo, en que su vida y la mía no tenían nada que ver… Mi corazón se seguía acelerando cada vez que me saludaba con un guiño o se acercaba y me abrazaba.

Tuve que aceptar que aquel amor me sobrevenía y no podía hacer nada para pararlo, así que lo miré de frente y confesé. Primero al mismo interesado, que tardó un tiempo en reaccionar y, justo después, a mi ex, porque si algo quería seguir siendo con él era sincera. No esperaba su reacción. Si la parte en la que hizo lo esperable, que fue decir que ya lo sabía, que seguro que la separación venía a raíz de esto, que lo llevaba sabiendo meses (debía ser clarividente, porque yo lo sabía hacía pocos días), pero después me puso un plazo de dos días para que lo contase en mi casa a mi madre y hermanos, si no quería que lo hiciese él.

Yo no creí necesario contar nada. No sabía lo que pasaría con nosotros, era muy pronto y la situación era realmente extraña. Pero, obviamente, ante la perspectiva de que se lo contase él con sus aportaciones fantasiosas, llegué un medio día a recoger a mi madre con mi amigo, como hacía muchas veces, y le conté que habíamos decidido empezar a salir. Ella se sorprendió (todo lo que sus dotes de actriz le permitieron fingir, porque poco antes de la boda confesó que ella también lo veía venir) y me pidió discreción con los menores de la familia que no sabíamos cómo lo tomarían y que hablase con mis hermanos antes de que lo oyesen por algún vecino.

Una noche que nos reunimos todos para celebrar el cumpleaños de mi madre con una tarta al salir todos de trabajar, yo les conté, de forma individual, lo que estaba pasando. En mi familia no son muy solemnes ni de dar grandes discursos (ese era mi padre y, al morir, dejó la plaza vacante). Sin embargo, esa noche, mientras yo me moría de miedo por lo que estaba por venir (el divorcio, los cotilleos, la culpa, los niños, los temas económicos, las críticas…) ellos me miraron con orgullo y me dijeron que no debía tener miedo a nada, que debía hacer lo que sintiese en cada momento, que no me escondiese más y que intentase, de una vez por todas, ser feliz.  Ellos estarían ahí para mí, como lo habían hecho siempre. Yo no lo dudaba, pero es tan bonito que te lo digan así, a la cara…

Nadie apostaba por nuestra relación, todo el mundo creía que sería mi pañuelo de lágrimas, el amigo que me quitaría las penas después de 10 años de relación, que me cansaría de él y lo dejaría tirado cuando ya me encontrase mejor. Incluso en los comentarios de alguna de vosotras en alguno de los textos basados en mi historia real que he compartido me habéis vaticinado este final… Pero han pasado ya 6 años de aquello, nos hemos casado, hemos tenido una niña preciosa que ha hecho muy felices a sus orgullosos hermanos mayores y mi familia sigue a mi lado, como lo ha estado siempre y como lo estaré yo para ellos cuando lo necesiten.

Luna Purple.

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