Las diez peores cosas que me han dicho en una primera cita

Seguro que a muchas os ha pasado que creíais que todo iba bien hasta que el susodicho de turno ha abierto su piquito de oro y ha soltado alguna cagada por él. Lo único positivo que tiene esos momentos es poder compartirlos con tus amigas y echaros unas risas, porque a ver, mejor tomárselo con humor y no dejar que un idiota te amargue la existencia. No me enrollo más, aquí os dejo mi top 10 de burradas.

El maquillador profesional

Parecía encantador y quiso piropear mi piel, lo cual está ok. Lo que no es tan ok es que me dijera: “Menos mal que no eres de esas que llevan tres kilos de base que la conoces con una cara y cuando se desmaquillan son otras. Que le das dos besos y parece que hayas comido Risketos.” 

Alerta red flag. No dejes que nadie te diga cómo tienes que maquillarte. Muchos de ellos llevan barba y cuando se afeitan literal que son otros, así que el argumento de “pareces otra maquillada” me parece hipócrita. Además, nadie tiene por qué cuestionar tus gustos, si te gusta ir como Carmen Farala, lo haces y punto.

El ‘sex coach’

De los creadores de “mi ex estaba loca” llega a sus pantallas (del móvil) “Mi ex era una frígida”. Como me h topado con este prototipo en varias ocasiones solo diré que, si tan recurrente es el tema con distintas parejas sexuales, igual el problema no es de ellas sino tuyo, campeón. Más comunicación en la cama, de verdad, me duele la boca de decirlo. Si finalmente la otra parte no está por la labor de escucharte ni de mostrar empatía, pues next. Te prometo que no te pierdes nada.

El lobo con piel de borrego

Lo de este me molestó especialmente. Hablando sobre el humor y sobre cuándo este deja de serlo para convertirse en humillación, me dijo que él no era machista, pero, que si le enviaban al grupo de WhatsApp chistes machistas, memes, vídeos, etc. se reía y los compartía, porque tampoco iba a ser un brasas. Se me atragantó el café. 

El Capitán América

No era mal tipo, pero había basado su personalidad en aquel viaje de mochilero por Estados Unidos que hizo en 2016. Además de no dejarme hablar, se centró demasiado en una anécdota sobre una cabra a la que se le había quedado una patita atrapada en una verja y él la liberó. La historia no tenía más, pero no paraba de darse bombo con eso. Creo que era lo más apasionante que le había ocurrido nunca. Treinta minutos hablando sobre una cabra estadounidense son muchos minutos.

El asesor de imagen

Ya de por sí la gratuidad de comentar el físico ajeno me repatea, pero que en una primera cita un tío te suelte una retahíla sobre todas las “mejoras” que deberías hacer sobre tu cuerpo es de traca. “Haciendo pilates todos los días, entrenando un poquito de fuerza y dejándote el pelo más largo te ibas a quedar…” ¿Perdona? ¿Cómo me iba a quedar? Encima lo del pelo, ¿quién se creía que era? ¿Josie? 

El atormentado

Muy en la línea del ‘sex coach’, el atormentado basaba su discurso en que todas las mujeres a las que había querido le habían hecho daño o lo habían dejado de mala manera. Ahora se veía con fuerzas para iniciar una relación, pero temía que yo fuera una “vampira energética”, palabras textuales. ¿Te crees que puedes abordar así a una persona que estás conociendo? Además, vampira energética, ¿eso qué es? ¿la power bank de Edward Cullen? No pretendo desgastarte emocionalmente, pero si vas con esa premisa a una cita, ¿esperas que cuaje la cosa? Para eso quédate en casita escuchando Demasiadas mujeres.

El cofrade

Este señor era una contradicción en sí misma. Me citó en plena Semana Santa para tomar algo, pero en realidad quería ver pasos y como se habría quedado colgado (deduzco) quiso que lo acompañara. Yo no quería ver pasos y se lo dije, a lo que me contesto que “qué otra cosa se iba a hacer en Semana Santa”, porque era de mal gusto liarte con alguien por la calle delante de un Cristo o una Virgen. Hombre, la gente suele hacer eso en un bar, no en el Arco de la Macarena. Por muy creyente que fuera, creo que el epígrafe de la Biblia donde pone que Dios es omnipresente se lo había saltado.

El fisonomista

Todo guay hasta que tuvo la desfachatez de soltarme: “Tienes cara de chuparla muy bien.” Ya está, no hay más. Espero que hayas disfrutado de este precioso haiku. 

El calibrador de tetas

Según este señor, cuando me conoció en persona, no cumplí con sus requisitos mamarios. Es decir, era muy guapa, muy interesante, muy todo, pero me faltaban tetas. Según él, no podía acostarse con una chica que no tuviera un mínimo de tetas porque sus manos eran muy grandes y verlas sobre un pecho pequeño le hacía pensar que estaba con una cría. Sin comentarios.

El ‘cineasta’

Después de acostarnos me dijo: “Podrías ser una gran actriz porno. Eres pequeñita y manejable”. Aún hoy siento asco al recordarlo. De este no soy capaz de reírme. 

 

Ele Mandarina