Pues sí, lo habéis leído bien, «las putas canas».
Recordando mal, porque la memoria no es mi fuerte, tengo canas desde que fui un embrión, ¿y qué? Pues nada, desde muy joven ya iba con tintes pa’ arriba y pa’ abajo; que si caoba, que si chocolate, que si mechas, que si el degradado noruego ¡Yo qué sé!
¿Y todo, por qué? Pues todo por la vergüenza… ¡Ay, Dios mío que tengo nieve en la cabeza y parezco una señora! ¿Y lo que jode que te llamen «señora» a los 30? Eso es otro tema que da para psicóloga, psiquiatra y parapsicólogo.
Volviendo al tema de los copitos de nieve en el tejado, diré que bueno, esto ya se está convirtiendo en una avalancha y el otro día decidí que ya era hora de dejar libre a estas líneas de expresión capilar. En resumen, me dejé de teñir y llegué a tener una raya que ríete tú de la nacional 340.
¡Qué paciencia, amigas! ¡Qué ánimo! He llegado a la conclusión que la siguiente pregunta más horrible que le pueden hacer a una mujer después de ¿ya tienes novio?, ¿cuándo te casas?, ¿para cuándo un bebé? es ¿cuándo te vas a teñir el pelo?
Ya sea en el curro, en la familia o con la vecina del segundo todo se ha ido resumiendo estos días en ¡Pues sí que tienes canas, hija!… Pues sí, amiga, sí. Tengo canas en la cabeza y donde yo te diga.
¿Pero qué os pasa con las canas? Pues mira, harta que estaba, hice la prueba y me puse una mascarilla de color. Sí queridas, caí en la trampa, pero como estaba hasta el mismísimo moño, me puse manos a la obra con guantes en manos, toallas oscuras y bote de mascarilla.
Cogí una mascarilla que según decía, de 3 a 5 minutos estaba todo listo… ¡Y una mierda peluda! 3 minutos para lavar, 2 minutos para dejar húmedo (que no en modo cataratas), 2 minutos para peinar, 4 minutos para ponerte el tinte, 5 minutos de reposo y luego… lava, enjuaga, enróllate el pelo, friega la bañera que se ha quedao’ marrón, pon a lavar las toallas, sécate el pelo… ¡vamos, que después de un buen rato te miras al espejo y el pelo lo llevas bien hecho pero estás sudando cual clase de spinning ¡Putas canas!
A partir de ahí, todo halagos ¡qué guapa!, ¡pareces más joven!
¿Sabéis qué os digo? Que después de 3 días con la mascarilla diciendo adiós, vuelven otra vez los comentarios, así que… «¡si no me querei, irse!», que las canas se van a quedar a darle alegría a esta cabeza mía.

Pegatina Tarner