Si algo he aprendido en lo que llevo vivido es que la gente viene y va.

Es triste que haga de una manera tan directa esta afirmación, pero es una realidad que nos envuelve.

Dejamos de hablar con amigos del instituto, puede que no invitemos a nuestras celebraciones a gente con la que pensábamos que lo viviríamos todos los momentos más importantes de nuestras vidas e incluso pasamos de saludar por la calle a personas con las que hemos compartido tiempo.

Las relaciones son complicadas y da igual que sean laborales, sentimentales o de amistad. Está claro que cada una de ellas está a un nivel diferente y que se crean lazos distintos, pero en ocasiones no es necesario que suceda algo en concreto para dejar marchar a alguien.

Si vuelves la vista atrás y piensas en los últimos 10 años, haz la siguiente reflexión:

¿Con cuántos amigos de esa época sigues teniendo relación? ¿Cuántos desengaños amorosos has vivido? ¿Con cuántos compañeros de trabajo no has vuelto a hablar después de que uno de los dos dejara la empresa?

¿A que son sorprendentes los resultados? Tendemos a hacer dos cosas: o nos emocionamos con alguien o pasamos de ver a una persona de la noche a la mañana. 

Soy de las que opinan que las relaciones deben surgir de manera natural, espontánea y sin ser forzadas. Si te apetece ver a alguien, llámale. No tengas miedo nunca a decir lo que sientes realmente, ya sea para lo bueno o para lo malo.  Intenta disfrutar al máximo de todo lo que has aprendido, te han aportado y has podido enseñar a esas personas.

Es fácil pensar que, si un matrimonio se separa o dos personas se dejan de hablar, se ha fracasado en esa relación, pero no es del todo cierto.

Un divorcio solo es una nueva oportunidad para dos personas que ya no se quieren. Una amistad que no ha llegado a más son dos personas que han tomado caminos diferentes y dos amigas que ya ni se saludan son dos almas que fueron íntimas, pero han decidido volar hacia otra dirección.

Disfruta de todo lo que vives y de los que te rodean. Si alguna vez dejan de hacerlo, no les culpes ni te hagas responsable de esa nueva etapa de vuestras vidas, solo recuerda aquellos momentos juntos con una sonrisa, porque todo lo que te haya hecho feliz en el pasado, ha valido la pena.