El amor es algo mágico, maravilloso, que te atonta todos los sentidos y más y en ocasiones nos nubla la razón, y como hay veces que esto pasa más de lo que desearíamos, en ocasiones podemos usar este argumento para justificar ciertos aspectos.

En concreto, estoy hablando cuando se da la situación de que conoces a ESA persona, que te vuelve loca, que ocupa tus pensamientos, con la que tienes tantas cosas en común, pero (siempre suele haber un pero) esa otra persona, tiene pareja.

Si, la vida puede ser muy puñetera, y te pone delante de tus narices la persona con la que quieres compartir tu vida (o simplemente te vuelve loca), pero esa persona resulta que, ya está pillada.

Llegados a este punto, solo puedes hacer dos cosas, o decides apartarte, por respeto a la otra persona y principalmente por respeto a ti misma, ya que nadie debería ser la segunda opción de nadie y mucho menos en temas del amor.

O la segunda opción, la que divide más a las personas y la que presenta más debate. Decides apechugar y tirar para adelante con esa persona.

Vamos a desgranar un poquito más esta segunda opción, ya que tiene mucho para analizar.

El hecho de que conozcas al amor de tu vida (o eso es lo que tú piensas, ya que sin estar 100% con esa persona y durante mucho tiempo es imposible catalogarlo así) te hace pensar que, como es ese “amor verdadero” todo lo vale y que hay que ir a por todas.

Aquí estamos faltando al respeto a dos personas, la primera y la más importante, te estás faltando al respeto a ti misma, ya que estás aceptando estar con una persona que está con  otra en ese momento, y tú eres la segunda opción, con todo el malestar que traen este tipo de situaciones para le persona que lo está viviendo.

Y por supuesto, se le está faltando al respeto a la pareja de la otra persona. Puede que esta parte es la que menos gente la comparta y lo puedo entender, pero también tenemos que ser un poquito críticos con los actos que llevamos a cabo y entender que algunos sí tienen consecuencias.

Porque una cosa es que tú empieces una relación con una persona pensando que está libre y luego te encuentres con toda la sorpresa de que tiene pareja, en este caso te diría, huye lo más lejos que puedas y no mires atrás.

Pero si desde el principio eres conocedora de esa situación, tú tampoco es que estés haciendo las cosas precisamente bien.

Que quede bien claro que aquí el principal culpable es la persona que tiene pareja, eso SIEMPRE es y será sin ningún tipo de duda, ya que el que tiene un compromiso es él y solo el.

Pero que él lo haga mal, no quiere decir que tú lo estés haciendo mejor.

Al final te encuentras elaborando una serie de “excusas” que te hacen sentir mejor y que hacen que la culpa vaya hacia la otra persona:

“Es que es él el que me busca constantemente” “Yo nunca inicio las conversaciones o el tonteo” “si terminamos quedando es por sus insistencias, pero nunca pasa nada eh” “No nos hemos acostado por respeto a su pareja” “el que tiene que dar explicaciones es él, no yo”

Pero llega un punto que, esos argumentos empiezan a hacer agua y son difíciles de sostener, ya que no puede ser que toda la culpa sea de la otra persona, si tú estás participando también.

Él siempre te dirá que ella le trata mal, que ya no hay química, que están por estar, que si los niños y la casa, que hace mucho que no se acuestan, pero ahí siguen.

En el caso de que finalmente esa persona decida dejar a su pareja para irse contigo, hay que entender que ligar una relación inmediatamente después de otra es un gran error, porque por muy mal que fuera la anterior relación, has estado con esa persona mucho tiempo y necesitas aprender a vivir sin ella y superar esa parte de tu vida.

Solo en ese momento puedes estar preparado para empezar algo con otra persona, aunque ya le hayas puesto los cuernos con otra, si no dejas sanar esa parte lo mas probable es que la arrastres a tu nueva relación.

Con el añadido claro está, de que las relaciones se basan en la confianza, por tanto, empezar una nueva relación con una persona que engañaba a su anterior pareja (aunque fuera contigo, te dijera que es la primera vez que lo hace y que tu eres la persona más especial del mundo) pero la realidad, es que teniendo pareja, fue infiel.

Por mucho que tú te digas a ti misma que no pasa nada, que esta vez es diferente, y que el amor todo lo puede y todo lo vale, la realidad es otra. Y es que empezar una relación de base sabiendo que tu pareja ha sido infiel, y que ha sido capaz de hacer ciertas cosas teniendo pareja, te hace por lo menos plantearte, ¿no será capaz de hacerme a mí lo mismo?

Y es aquí donde se empieza a liar el asunto, porque además estas situaciones suelen ir encadenadas como decíamos antes, es decir, dejar a una para estar con la otra, no hay proceso de perdida en medio ni de superación y esto es de todo menos sano y bueno.

Al final las relaciones son una cosa de dos, y cuando tú eres la tercera en discordia, tendrás que valorar, y sobre todo ser consciente donde te estás metiendo y que consecuencias pueden tener después, tanto como si finalmente la deja para estar contigo como si no.

Está claro que cada persona es libre de hacer lo que quiera, y que hay situaciones y situaciones, pero en este tipo en concreto, la historia siempre suele ser la misma. Por lo que es aconsejable que antes de meterte ahí, sopeses con calma y vivas también con el pensamiento de “no hagas lo que no te gustarían que te hicieran”.

A partir de ahí cada uno puede hacer lo que quiera, pero entendiendo que los actos siempre traerán según qué consecuencias.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

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