Uno no puede imaginarse ya su vida sin whatsapp. Te planteas llegar al centro, no encontrar a tus amigos a la hora acordada, y te dan taquicardias si no puedes enviarles un mensajito instantáneo para saber dónde narices están. Pero la realidad es que el whatsapp también nos trae infinitos quebraderos de cabeza y que a veces una simple respuesta(o la falta de ella) nos pone de mal humor.

– La no respuesta

En línea.

En línea.

En línea.

Se ha puesto en azul. Lo ha leído. Pasa de mi culo. Me tiro por la ventana.

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– Los monosílabos.

¿Lo pasaste bien anoche?

Sí.

La verdad es que yo también, deberíamos repetir algún día, ¿no?

OK.

Tus monosílabos me solucionan lo mismo que si no contestases, osea, NADA.  Solo hay algo peor que un monosílabo y eso es un: ‘jajajajajaja OK’. Traduce eso por un ‘me importa una mierda lo que vas a contarme’ y empieza a plantearte que el receptor de tus mensajes no está especialmente emocionado de que le escribas. Borrar conversación. A otra cosa mariposa.

 

– La manito de ok.

Que viene siendo lo mismo que los monosílabos pero con más guasa si cabe. Yo cada vez que recibo la manita con el pulgar hacia arriba me imagino al emisor con sonrisa irónica. Can’t help it. Meteos la manita del OK por donde os quepa.

 

– La de preguntar y cric cric.

Llega tu colega, tu rollete, tu follamigo. Te pregunta qué tal el finde. Emocionada le cuentas que genial. Has ido a montar a caballo y el domingo conseguiste levantarte pronto para ir al rastro. ¿Y tú? ¿Y TÚ?

No insistas, no va a responder. ¿Qué por qué te escribe y luego desaparece? Pues a saber, otro gran misterio que ni Iker puede responder.

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– La respuesta de hace 2 semanas.

Oye sí, me parece buena idea.

¿Cómo? ¿Qué? ¿De qué me hablas?

Tu amigo/a acaba de hacer un repaso a sus conversaciones de whatsapp en un momento de aburrimiento absoluto y ha contestado a tu pregunta DOS SEMANAS después de que la formulases. Así no tío, así no. Muestra de interés cero, ya no sé ni de qué me hablas.

 

Yo creo que en el fondo somos unos morbosos y nos gusta el riesgo. No hay otra explicación a que sigamos utilizando esa arma del demonio que es el whatsapp y dejando que rija nuestras vidas cual secta satánica. ¿Desaparecerá alguna vez esta adicción o tan solo irá a más? Eh, eh. He visto que has leído la pregunta y aparece ya en azul… ¿POR QUÉ NO CONTESTAS?