BASTA YA de esta cultura de la verdad, ¿vale?

Es cierto: yo escribo sobre verdades. Sobre esas cosas que a la gente le incomoda oír. Mi madre dice que tengo un talento natural para que las cosas que salen de mi boca no pasen primero por el maquillaje de mi cerebro y la muy cabrona (¡hola mamá!) lo llama el Síndrome Villanueva: una especie de Tourette molón que hace que reparta verdades incómodas a diestra y siniestra, babor y estribor, del sur al norte por todo el territorio nacional.

¿Y sabéis qué? Me avergüenza CERO. #villanuevadignidad. Yo ya aprendí a quererme como soy.

¿Pero sabéis qué? También miento. UN HUEVO. Hay gente que cree que tenemos que decir la verdad todo el tiempo y yo no entiendo por qué: mis verdades no son la tabla del uno, que todo el mundo se la tiene que saber. NO. Estas son, señoras, las verdades sobre las mentiras. De todas las veces que yo miento, y tú también.

Mentiras Personales

«¿Que cuánto peso? Peso [X] kilos»
Es X – 5, fijo. La relación con mi peso es un poco como las relaciones del Facebook, “It’s complicated”, y hay números que en voz alta suenan más bonitos que otros. Déjame.

«He dormido con [X] chicos en mi vida»
Redondeando para arriba, redondeando para abajo. Miento porque me pillaste desprevenida, porque mi número es mucho más alto / bajo / diferente que el tuyo, porque sencillamente NO me acuerdo o porque ese día me sentí virgen o putísima. Porque sí.

«¿Borracha yo? ¡ESTOY BIEN!»
Mentira especialmente diseñada para esos momentos en que mi filosofía de vida no es el ying y el yang sino el ying y el tonic. Salud, compañeros.

Mentiras sobre mis hábitos

«El conflicto palestino me parece muy interesante»
La realidad es que no veo un telediario desde Septiembre 2012 y mi idea del paraíso incluye largas mañanas viendo “Tu Casa a Juicio”, pero yo también soy una tía interesada por los asuntos importantes del mundo, ¿vale?

«¡Me lo compré en rebajas!»
Mentira cochina. Si por rebajas entiendes todo lo que está bajo los carteles “Nueva Temporada” y para lo cual tengo que hipotecar mi casa, mi alma, mi vida para comprarlo, pues sí. Me lo compré en rebajas.

«Yo apenas entro a Facebook»
La delgada linea roja entre “Yo apenas entro a Facebook” y “Yo apenas entro al Facebook para actualizar mi estado pero cuidadito porque te tengo fichado hasta el entreteto”. Perspectivas, le llaman.

Mentiras de Anoche

«¿Anoche? Anoche sólo me bebí un par»
…De botellas.

«¿Anoche? Anoche sólo cené un yogurt»
… Después de la fabada.

«¿Anoche? Anoche me fui a dormir a las 11»
… Por un breve instante en el baño del bar.

Mentiras Piadosas

«Esos pantalones te quedan geniales»
A menos que sepa con claridad que NO te vas a echar a llorar por las esquinas, evitaré decirte que esos pantalones son más feos que un sueño erótico con Paquirrín.

«¿Me has llamado? No vi la llamada perdida»
Porque cerré los ojos muy, muy fuerte. Y no me apetecía interactuar con humanos. Y borré la llamada, para no sentirme culpable.

«¿Tus amigos? ¿Tu familia? ¡Los quiero!»
¿Los quiero? LOS QUIERO MATAR. Y arrojar por un barranco. Y que mueran lenta y dolorosamente.

Mentiras rencorosas

«Estoy bien. No, no estoy molesta»
¿LO OYES? ¿LO OYES BIEN DESGRACIADO? NO ESTOY MOLESTA VALE ¡NO!

«¡Cuánto me alegro por ti!»
Porque admitir que siento una envidia del copón porque te han ascendido y que el rencor me carcome las vísceras está muy mal visto en esta nuestra sociedad.

Mentiras para meternos en jardines

«Quiero que me digas la verdad»
Sólo si por “la verdad” te refieres a lo que quiero oir. Si no. no quiero oirlo no quiero oirlo NO QUIERO OIRLO……!!!!!!

«No estoy lista para una relación»
Quizá no lo esté, quizá sí. Sea como sea, me haré la guay. Me haré la cool. No cederé ni un pelo en mi postura (con todos mis muros y todas mis protecciones) a menos que tú cedas primero. Porque tienes que ceder primero.