Sería genial dejar de ser un “tú y yo” y ser un NOSOTROS. Sería acojonante. Pero no me entiendas mal, no quiero un plan perfecto. No quiero boda, no quiero niños, no quiero peinar canas contigo. Y créeme que me encantaría. Pero como se suele decir “lo que no puede ser, no puede ser…y además es imposible”. Sin embargo estoy convencida: qué bonito sería ser tú y yo, si no fuésemos tú y yo.

Estoy harta de escuchar que “los polos opuestos se atraen”. Harta de frases como: “las dos caras de una moneda”  o “como la mano derecha enamorada de la mano izquierda”. Pero míranos. ¿Cómo íbamos a mantener esto? Y no me vengas que con amor. No seas ñoño. Nunca lo has sido. Así que seamos realistas.

Si tú no fueras tú y yo no fuera yo, lo nuestro sería de otro planeta. Porque si a mí me gustase bailar, seríamos los reyes de la pista. Saldríamos más que la luna. Recorreríamos todos los garitos de Madrid y volveríamos a casa empapados en sudor y con los pies deshechos de tanto bailar.

Si tú no fueras tú y yo fuera yo, recorrería todas las mañanas tu espalda con mis dedos. Haríamos café y tostadas. Las que tú nunca desayunarías porque llegarías tarde a trabajar. Y no nos veríamos más en todo el día porque cuando yo llegase, tú ya estarías dormitando en el sofá. Y al principio sería gracioso… pero luego me enfadaría y te llamaría viejo. Y quizá eso se supere con amor, no te digo yo que no.

Si tú no fueras tú y yo no fuera yo, actuaríamos sin pensar. Cogeríamos una mochila y volveríamos en 15 días. Sin pensar. Improvisando. Dormiríamos donde cuadrase, con 4 mudas. Y tú te quejarías de mi olor de pies y sacarías mis zapatillas fuera de la habitación. Y yo me reiría y te declararía la guerra con un ataque de cosquillas.

Si tú no fueras tú y yo no fuera yo, se nos iría la olla. Tendríamos 4 gatos y la casa llena de cachivaches para ellos. Tú harías paella los domingos y yo volvería a dibujar. Habría flores amarillas en los jarrones. Y nos pasaríamos las tardes de domingo en el sofá, viendo las pelis malas de Antena 3 de después de comer.

Si tú y yo no fuéramos tú yo, esto estaría “tirao”. Yo me lanzaría a la piscina incluso sabiendo que no hay agua. Y tú, si no fueras tú, lo hubieras tenido claro y me habrías besado. Y  entonces no habríamos llegado a tiempo a cenar a ese sitio donde tendríamos reserva, porque nos habríamos quedado en mi piso follando como salvajes.

 

Así que aquí estamos. La culpa no es tuya. Ni es mía. Y mucho menos nuestra, que no somos nada. Ni siquiera soy tu crush, ni tu eres el mío. Pero lo imagino y pienso: joder, que increíble sería ser tú y yo, si no fuéramos tú y yo.