Te metes en WhatsApp, nada, solo el último mensaje de anoche sin responder. “Estás bien?”. Dos ticks azules al lado te dice que lo ha leído… “Pues estará bien”, piensas. Al rato, te preguntas “¿y si lo leyó otra persona?”, “¿y si le han robado el móvil?, “estará enfadadx conmigo?”, “¿le molestaría que…?”, “seguro que es culpa mía”, “algo habré hecho mal” …, y así estás durante días sin tener novedades y cada vez más hundidx en la incertidumbre.

Dicen que este fenómeno se llama ‘ghosting’ porque desaparecen como un fantasma sin decir nada, aunque puede dejar a su paso mal cuerpo. Ocurre cuando una persona pone fin una relación de manera inesperada, sin anuncio o justificación. 

En los últimos años su frecuencia ha crecido, aunque no es exclusivo de esta época las nuevas tecnologías han facilitado su proliferación, promoviendo el anonimato, el contacto con muchas personas pero de forma superficial y la fácil desconexión. Tampoco es distintivo de relaciones de pareja, sino que puede darse en cualquier relación interpersonal. 

Los efectos de este fenómeno pueden ser diversos, tanto en forma como en intensidad, dependiendo del vínculo establecido con la persona que lo realiza. En los casos más leves, podemos encontrarnos decepción o enfados con dicha persona, rechazo a mantener el contacto o evitación de situaciones y recuerdos. Mientras que, en relaciones más estrechas, pueden aparecer preocupaciones frecuentes e intrusivas, sentimientos de culpabilidad, tristeza, angustia y ansiedad ante la incertidumbre, búsqueda repetitiva de explicaciones o de información, llanto, disminución de actividades de ocio o pérdida de interés en otras personas o áreas. Estos efectos, si son duraderos, pueden influirnos en otras relaciones ante el miedo anticipado de que vuelva a ocurrir, haciendo que nuestra vida social también se vea deteriorada.

Las estrategias de afrontamiento adecuadas tienen un papel clave en la gestión de una situación donde los miedos y la inseguridad reina cada rincón. Es muy fácil caer en la búsqueda del error o la explicación y, aunque en un primer momento puede ser adaptativo y útil, invertir demasiados recursos en alimentar esos pensamientos no nos dará una solución. Está más que estudiado que no podemos dejar de pensar, por lo que te propongo que pienses, pero de forma alternativa. En segundo lugar, recuerda que no eres responsable de los comportamientos de los demás, bajo ningún concepto, centra la atención en lo que sí depende de ti. Por otro lado, la comunicación tiene su utilidad, usémosla. Comunicarnos de forma transparente y clara nos ayudará a disminuir la incertidumbre y los dobles sentidos que más que ayudar dificultan las relaciones sociales. Por último, aceptemos que estas situaciones pueden darse pero que dice más de la otra persona que de nosotros. 

Al final, lo que el ‘Ghosting’ me dejó fue una larga conversación que se convirtió en un monólogos con dos ticks azules y la incertidumbre de saber qué pasó y qué pudo pasar. 

Natalia Mateos @unapsicologaencasa