Porque a todos nos parece algo muy guay irnos a vivir con nuestra pareja cuando estamos enamoradísimos de él/ella, pero hay algunas cosas que mis amigas no me habían contado sobre la convivencia de primeras. Aunque cuando sacamos el tema con una copa de vino en la mano todos nos volvemos humanos de calle y empezamos a compartir todo aquello que no es tan maravilloso.

Empecemos por algo sonado… LA CAMA. De todos es sabido las peleas por el edredón, pero en mi caso yo soy la friolera y mi chico es súper caluroso, yo duermo con pijama todo el año por necesidad (¡Por frío, vamos!) y él en pelotas, y no sé por qué siempre pierdo la pelea y aparezco en mitad de la noche destapada y más tiesa que una barra de pan de hace una semana. Pero ¿Nadie más habla del tamaño de la cama? Porque esto de tener un novio grande es genial, pero yo cuando veo a las chicas en First Dates que piden “un chico grande” pienso, chica piensa en la cama si la cosa va bien… Vas a terminar durmiendo en un espacio reducido, que vas a terminar echando de menos la cama de 90cm de casa de tus padres ¡todas las noches de tu vida!

Y para no perder también la lucha de la almohada, aquí lo solucioné con almohadas individuales, que ya tengo bastante con el nórdico que desaparece a media noche y el espacio reducido que me queda. El tema de los pies fríos que se pegan como lapas a tu piel es un método de tortura del que hoy prefiero no hablar.

Vamos con un tema que no sé si esto es un manjar compartido o es que nos hemos juntado dos futuros calvos… LOS PELOS. Qué bonito es el pelo largo y ¡qué bien queda en general el pelo! Nunca me han gustado los calvos y siempre he pensado que donde hay pelo hay alegría pero hermanas… Tenéis que saber que donde hay pelo hay un suelo sucio. Pero ¿Cómo es posible que se caiga tanto el pelo? Y hablo del pelo de LOS DOS porque hasta que empecé a vivir con mi chico yo pensaba que las que pecábamos de “pelonas” que perdíamos pelo éramos las tías, pero no, y no solo se cae el pelo de la cabeza. Os aseguro que el suelo de mi casa es blanco inmaculado (cuando está recién limpio) y permite hacer un estudio sobre la caída del pelo de todo el cuerpo de mi chico y de mi cabeza (porque no hay más en mi cuerpo), que son kilométricos y rojos. Mini consejito del día: si os sentís identificadas con esta situación de pérdida constante en vuestra vida ¡no os enamoréis de una tarima blanca inmaculada preciosa para vuestra casa amiguis!

 

Y para acabar quiero mencionar de las MASCOTAS que adoptas al independizarte con tu pareja. En mi caso mi chico vino con su pájaro, una ninfa monísima, muy simpática y adiestrada que hace caso a todo. Cuando se lo pide él. Porque sí amiguis, de repente tengo un pájaro en casa, que canta, habla y sale de la jaula para poder volar y ejercitarse peeeeeeeeeeeero… Yo no soy su dueña, por lo que yo soy solo una figura de paso en mi casa, así que pasa de mi culo. Y no solo eso, se dedica a dar por saco cada vez que ve que me voy a echar la siesta. De la misma forma que cuando sale a volar libremente por la casa, su sitio favorito para cagarse (porque recordemos que es un pájaro) es cualquier pertenencia que sea mía, como por ejemplo, mis zapatillas, o los cojines que más uso, o el cabecero de la cama en el lado que duermo yo (y ¡dando gracias de que no se ha desviado y ha caído en mi almohada…!). 

Y así es, hay detalles, pequeñas cosas del día a día que no te habías planteado al imaginar una vida maravillosa en pareja llena de corazones a vuestro alrededor, pero lo bueno de todo esto es que es una forma de añadir risas y anécdotas a la convivencia y, si aun con estas cosas os dan ganas de  abrazaros a él por las noches como un koala a un árbol… ¡¡es él amiguis!! Es el que os da más cosas buenas que esos detalles que, a veces, se pueden ver de color gris!!

 

SylPompon