Casi primer amor

Cada verano mis abuelos nos llevaban a todos los nietos de crucero (¡qué tiempos aquellos!) y un año (tendría yo 14 años) me lié con uno de los chicos de la pandilla que montamos de españoles. Era maravilloso huir de mis primos pequeños y de mis abuelos para quedar con él a solas. Encima, toda la familia compartíamos camarote y por las noches yo intentaba escaquearme y llegar tarde pero sieeeempre me pillaban jajaja. Qué bonitos aquellos primeros besos en la disco light del barco.

Mi Nick Carter particular

Mi amor de verano fue a los 16, en Mallorca. Me fui a casa de una amiga y estuvimos 15 días solas con sus amigos de cala en cala. Había un chico que me flipaba, era guapísimo, alto, con el pelo a capa como Nick Carter. Pensé que pasaba de mí pero por lo visto él también se había fijado en mí, pero los dos éramos muy cortados. Una noche jugamos a la botella y nos tocó besarnos, fue mi primer beso y puedo decir que fue con alguien que me gustaba mucho.

 

Y seguimos con BSB

Fue a los 13. Le veía cada día en la piscina de la comunidad. Yo desde mi ventana escuchando La copa de la vida, y él con sus amigos jugando al UNO en las toallas. Nunca supo de mi existencia porque jamás me vio ni le dije nada, pero en mi cabeza se enrollaba tope bien y se llamaba Brian.

Mi primer amor de verano… y el último

Nos conocimos de vacaciones cuando teníamos 17 años, cada uno iba con su familia y nos escapábamos para darnos besos a escondidas y decirnos moñadas. Pensé que se acabaría al llegar septiembre, pero seguimos hablando, yendo a la ciudad del otro (Gracias a nuestros padres que nos llevaban cuando aún no teníamos carnet) y afianzando una relación que este año cumple 10 años. Tenemos planes de boda y de tener nuestra propia familia. ¡Que viva el verano!

 

El hippie de Ibiza

Yo tuve un lío con un hippie en Ibiza un mes que me fui con mis amigas allí. El se metía conmigo porque iba conjuntada y yo con él porque siempre llevaba él pelo fatal y él mismo bañador. Total que de pique en pique cada día en la playa, pues empezamos a hablar. Y un día me dijo: tendríamos que follar con la rabia que nos tenemos. Y chica nos pasamos el mes follando por las calas y hablando poco. Me dijo que se llamaba Paul pero creo que en realidad se llamaría Antonio y se lo cambió para parecer más interesante.

Por la raja de tu falda

En el 2000, con la raja de tu falda de Estopa como canción del verano y la primera edición de Gran Hermano, yo tuve un amor de verano en un pueblo de Badajoz. Yo, que me agobio con 25 grados y no supe ver que un amor con 40 grados no era lo mío… Muchos besos, muchos paseos en moto por el pueblo y muchos baños nocturnos en las piscinas. Poco roce, que bastante tenía yo sudando sola como para ponerme a hacer petting, quita quita. Total, llegó el día de la final de Gran Hermano y yo quise quedarme en casa para ver si ganaba mi favorito y él se fue con otra al sitio oficial de rozarse los adolescentes del pueblo…. pero confesó y seguimos siendo novietes todo el verano. No hubo dramas en la despedida al llegar septiembre y siempre nos sonreímos cuando nos cruzamos por el pueblo.

 

Del odio al amor

Éramos tres amigas. Un día de verano se fueron ellas dos a andar en bici y cuando volvieron, se habían echado dos novietes que casualmente tenían otro amigo que era para mi porque así lo habían decidido. Hicieron las presentaciones y el susodicho y yo nos odiábamos, pasábamos las tardes en casa de alguno de ellos o ellas insultándonos en el salón mientras ellos daban rienda suelta a la pasión adolescente. Un día nos hicieron una encerrona y nos quedamos solos, sin nadie retozando detrás de las otras puertas y él me dijo “oye, y si nos enrollamos por pasar el rato?” Y yo acepté jurando que era sólo por no aburrirnos hasta que vinieran… Hay que joderse. A la semana mis amigas rompieron relaciones con los suyos y entonces nosotros comenzamos a quedar a escondidas para enrollarnos hasta que pasó el verano. Llegó el verano siguiente, y el siguiente, y el siguiente… y no sé qué cojones tenía el mes de julio que siempre nos encontrábamos y nos tirábamos un mes enganchados como perros. Hasta el verano en el que me fui a trabajar a Port Aventura… y me lo crucé en un bar de Salou!! ¿Perdona? Ni diez minutos pasaron desde que nos reconocimos, nos aseguramos de que éramos nosotros ( cosas del alcohol en sangre ) y decidimos que aquel verano era el nuestro y cuando se acabó y llego septiembre y nos fuimos cada uno por nuestro lado, nos prometimos esa cursilada de ser siempre amigos, que por cierto, hemos cumplido.

 

Si quieres leer más cositas sobre amores de verano, pincha aquí.