Mentira cochina, ya os lo digo yo.

O al menos estas son las conclusiones que he sacado en base a mi experiencia.

Resulta que yo me pasé de los 20 a los 30 siendo una chica tímida a la que le costaba HORRORES decir lo que pensaba realmente o hacerse valer. Digamos que me dejaba llevar por la corriente y que me costaba la vida misma decir que no.

Os imaginaréis cómo eran mis relaciones amorosas teniendo en cuenta que era incapaz de decir ‘aquí estoy yo, eso me gusta, eso no’. Pues un cuadro, efectivamente.

A los 28 me eché un novio que acabó con la poca autoestima que me quedaba y fue entonces cuando decidí empezar terapia. Best decision EVER. Gracias a mi terapeuta cogí las riendas de mi vida y empecé a convertirme poco a poco en la mujer que siempre había querido ser.

Trabajamos la asertividad  hasta el punto de que me juré a mi misma no volver a hacer algo que realmente no quería hacer solo por agradar a los demás. Y de la misma manera, empecé a verbalizar en voz alta mis necesidades, deseos y aspiraciones.

Ahora os estaréis preguntando cómo cambió mi vida tras este giro radical.

Pues bien. Mejoré laboralmente y mis relaciones de amistad. Hubo gente que no entendió bien el cambio pero en el fondo no eran amigos de verdad. Los que realmente me quieren se alegraron por mi y me acompañan en mi proceso.

El problema vino a la hora de enfrentarme a las relaciones amorosas desde esta nueva perspectiva.

A mi siempre me habían dicho que las mujeres directas que saben lo que quieren son muy atractivas, y lo cierto es que estoy ligando más que en toda mi vida. Hasta aquí todo cuadra. Todos me quieren follar, o así lo siento, pero a la hora de avanzar hacia una relación huyen, cosa que antes no hacían cuando yo agachaba la cabeza y asentía.

Ahora no me dejo hacer en el sexo, sino que propongo y solicito las cosas que me gustan.

Ahora no espero a que me escriban. Si me apetece escribo yo, o llamo, lo que haga falta.

Ahora no me quedo con la duda de si le gusto, lo pregunto directamente.

Ahora no disimulo mi excitación, sino que la disfruto abiertamente.

¿Y qué he notado en los últimos chicos que he conocido? Que todo esto les genera rechazo. Que van de que quieren una tía directa y sincera, pero es MENTIRA. Si eres así querrán meterte en sus calzoncillos, pero no en sus vidas.

Porque para una relación siguen prefiriendo a alguien sumiso que no trastoque su supuesta virilidad, y la verdad, ver esto de forma tan clara me ha dado entre pena y asco.

Yo obviamente no voy a dar un paso atrás porque lo mío me ha costado llegar hasta aquí. Si me tengo que quedar soltera pues así será, porque la nueva yo tampoco quiere un tío que se deje amedrentar por un poco de seguridad en una misma.

En realidad la satisfacción de poder ser tú misma es bastante mayor a la que nunca podrá darte un rabo, así que si estás en una situación similar a la que yo estaba antes lucha. Sigue luchando. Merecerá la pena.

Saray.