Sí sabía que existía desde hacía tiempo, pero no le puse nombre hasta que lo vi en una publicación de Moderna de Pueblo. Fue entonces cuando la cabeza me hizo clic.

Quizá no esté tipificado a nivel legal ni sea tan sonada como otras formas de maltrato, pero lo cierto es que existen tantas formas de ejercer violencia sobre las mujeres como maltratadores existen y al volante no es una excepción.

Lo primero que quisiera aclarar es que esta forma de maltrato no es exclusiva dentro del marco de la violencia de género, por supuesto, pero yo me refiero a ella como tal porque es de lo que voy a hablarlos hoy. Al fin y al cabo, ninguna forma de violencia es exclusiva de ningún fenómeno social, pero ya sabemos cómo está estructurada la sociedad y el papel que eso nos deja a las mujeres de inferioridad de condiciones.

Así que no creo que a nadie le resulte muy raro si digo que, al igual que un hombre se puede aprovechar de su privilegio para intimidarte, por ejemplo, en la calle, cuando vas caminando sola, también podría hacerlo mientras conduce de forma temeraria contigo en el mismo coche.

A una amiga mía le pasó que su ex, de por sí, solía ser un tanto imprudente y le gustaba pisar el acelerador más de la cuenta. Ella solía pedirle que tuviera cuidado, tanto si iban juntos como si iba solo y , mientras estuvieron de buenas, él se lo tomó un poco a coña, de hecho, la solía poner por exagerada y hacía comentarios del tipo “Sí, mamá, conduciré con cuidado” de forma burlona. Cuando empezó a mostrarse tal y como era con ella, aprovechaba justo cuando iban los dos en el coche ―especialmente después de una discusión― para aumentar la velocidad muy por encima de los límites permitidos. Lo hacía para ponerla nerviosa, para hacerle sufrir, sí, pero también lo hacía como castigo por llevar minifalda, por ejemplo.

En un caso como este está claro que el tipo lo que quería era ejercer control sobre mi amiga, aun sabiendo que aquello podría acarrear consecuencias terribles para ambos o, incluso, para terceras personas. Pero está claro que estas conductas no se adoptan desde una visión racional, o bueno, quiero pensar que no, tampoco soy psicóloga. En cualquier caso, sí tengo claro que quería infligir daño a mi amiga y que lo hizo aprovechando que ella estaba en una situación de vulnerabilidad en ese contexto.

Yo misma también fui víctima de este tipo de maltrato. En mi caso fue diferente al de mi amiga, aunque también ejercido por un exnovio que quería hacerme daño.

Este tipo, en lugar de pisar el acelerador sin mesura, tenía arrebatos de violencia verbal contra mí cuando estábamos en el coche, acompañado de una conducta impetuosa y temeraria que nos ponía en peligro tanto a nosotros como a cualquiera que se cruzara n nuestro camino. Ya de por sí, era fácil provocarle, realmente, se le podían cruzar los cables por cualquier tontería, pero siempre con un leitmotiv: yo era la culpable de todo. 

Así que su manera de castigarme era cargar contra mí toda esa culpa, humillarme, gritarme, insultarme y ponerme al límite… todo eso al volante. Yo trataba de mantener la calma en la medida de lo posible, pero la mayoría de las veces estallaba en lágrimas de pura ansiedad. Ese era su objetivo, llevarme hasta ese extremo para, de nuevo, volverme a humillar haciéndome sentir que era una niña pequeña, una exagerada que lloraba por tonterías. Cuando ya había logrado lo que quería dejaba de vociferar y de dar volantazos o hacer maniobras bruscas que y volvía a conducir con normalidad con una sonrisa socarrona. 

Si lo cuento es para que se tome consciencia de que este tipo de violencia también existe y que, si te ha pasado o te está pasando con tu pareja o alguien cercano, por favor, pon distancia.

Ele Mandarina