Me caigo. Me choco. Me tropiezo. Varias veces a la semana, sí, y también rompo cosas sin querer. Pero no quiero convertirlo en algo vergonzoso. ¡Basta! Nosotros lo valemos, hagamos de nuestras torpezas, nuestro orgullo. Sí, somos torpes, así que dejemos de negarlo, si nos caemos, pues nos levantamos. Este es nuestro manifiesto ¡Torpes del mundo uníos!
- Somos torpes de nacimiento, ya desde pequeños nos chocamos y nos caemos. No culpen a nuestros padres si vamos dos veces en la misma semana a Urgencias.
- Cuando nos caigamos al suelo, dejaremos que nos recojáis, pero os haremos pensar que no queremos y que podemos levantarnos sin problemas.
- Aunque nos muramos de dolor en el momento de la caída, siempre diremos que no nos pasa nada, que ha sido una tontería. Especialmente, delante de desconocidos.
- Hasta que lleguemos a casa, que empezaremos a quejarnos todo el rato. ‘Me duele’, ‘Vaya leche me he dado’, ‘Casi no puedo andar’. Vamos, que nos gusta dar pena, ‘Joe, me he caído, cuídame’.
- El único deporte de riesgo que nos gusta es llevar tacones. Auténtico riesgo. Caete tú desde 12 cm, a ver qué tal.
- Mostraremos nuestros moratones como heridas de guerra. ‘Y este fue un día qué llovía, malditas hojas cómo resbalan’.
- Odiamos a las manillas de las puertas. Sobre todo nuestros codos y toda la ropa que ha fallecido enganchada a una manilla.
- Mesas bajitas, mesas con esquinas ¿por qué existís?
- Advertimos a nuestros amigos, en las fiestas vasos de plástico, por favor. Los vamos a tirar igual, pero al menos no os romperemos la vajilla.
- Advertimos a nuestros amigos con hijos, si te estoy diciendo que no lo quiero coger es por algo.
- ‘Qué guay la nieve’. Y UNA MIERDA.
- Fabricantes de zapatos, las suelas de madera son un mal infernal. Por favor, fabricad zapatos en condiciones.
- Nos gusta bailar y nos vamos a mostrar orgullosos de los fantásticos y desconocidos pasos de baile que nos salen. Pero preferimos bailar solos, no nos hagáis bailar en pareja si apreciáis vuestros pies.
- Agradeceremos que nos deis las cosas, no que nos las tiréis, nos han llamado demasiadas veces ‘manos de mantequilla’ como para saber que NO lo vamos a coger al vuelo.
- Y sobre todo, utilizaremos nuestra torpeza como arma de adorabilidad. Sí, hemos roto vuestro jarrón favorito, pero mira mi cara de pena y agobio. Sí, me he tropezado y he rodado por las escaleras, pero ¿y lo que te has reído? Sí es que los torpes alegramos la vida a cualquiera.
