¿Moderna de pueblo… o clásica de ciudad? He ahí la cuestión. Pues resulta que la prima hermana de la compañera de trabajo de mi mejor amiga… (bueno, vale, que soy yo) no lo tiene muy claro.

Por vivir, he vivido en sitios de lo más diferente. Vamos a enumerar, que así hago yo memoria con vosotras. Os indico países porque en cada uno se vive de una manera…

  • En una ciudad de 300.000 habitantes (en piso, en España)
  • En una ciudad de 40.000 habitantes (en piso compartido, en España)
  • En una ciudad de 150.000 habitantes (en estudio, en Francia)
  • En un pueblo de 1000 habitantes (en casa, en España)
  • En una ciudad de 3.220.000 habitantes (en piso, en España)
  • En un pueblo/ciudad de 34.000 habitantes (en casa, en Inglaterra)
  • En una ciudad de 43.000 habitantes (en casa, en EEUU)

…y sigo sin tenerlo claro.

(A algunas) nos llega un momento en nuestras vidas en el que el body nos pide establecernos y parar de dar tumbos por el mundo.

Te decidas a comprar una casa/piso o seas más de alquilar, cuando quieres pasar unos buenos añitos sin preocuparte por que la segunda habitación de la casa se quede pequeña si te decides a tener un retoño, por dónde vas a colocar todas tus cosas de valor (léase pelis, videojuegos, jueguitos de mesa, figuritas, libros, etc) el día que te regalen una vajilla de tu bisabuela y tengas que exponerla, por poder amueblar a tu gusto sin que te tengas que comer con patatas lo que hayas comprado cuando no te cuadre en la siguiente casa o por no tener que ir haciendo padrón tras padrón y cambiarte la dirección de envío de Amazon más veces que las bragas, hay que ponerse las pilas y TOMAR DECISIONES. (Ay, mamá, mira a ver si eliges tú por mí).

Así de monis te quedará el salón. Bien juvenil.

Si bien es cierto que vivir en un pueblo teóricamente conlleva, como comentaban en este artículo, estar rodeado de un entorno natural y acogedor con sus valles, lagos, ríos, montañas e incluso playa, normalmente los habitantes siguen teniendo un trabajo en la capital, lo que provoca que las zonas cercanas y bien conectadas se conviertan en “pueblos dormitorio” con casas adosadas donde lo único verde que ves al amanecer es el trocito de césped de tu vecino, si es que lo cuida.

El aire es más puro, eso seguro, hay menos ruidos y el ambiente ayuda a mantener en positivo tu salud mental, pero los atascos para ir a la ciudad también son reales y el transporte público habitualmente brilla por su ausencia.

 

Señor, la “naturaleza”

Y es que, si eres una persona activa, pero te sale la vena casera a la mínima, la tranquilidad de tu casa aislada puede llevarte a que la pereza aparezca día tras día, puedes acabar no enterándote de los planes chulos que hay en la ciudad o no “teniendo tiempo” (que los huecos siempre se hacen, pero da pereza planearlo todo para que te cuadre) para quedar con familia o amigos de siempre, que es lo que da verdad da miedo.

A cambio, si tienes suerte, puede tocarte algún vecino majo con el que relacionarte en tu nuevo pueblo, pagarás menos (habitualmente) por cada m2 de tu casa y tendrás tu garaje, tu bodega, tu buhardilla, tu jardín o tu lo que quieras. Y también muchos menos servicios y posibilidades educativas y laborales a mano.

Unas cosas por otras, frutitas y verduras de tu huerto VS el paseo de 20 kilómetros a tu tienda de tallas grandes de confianza, las fiestas de barbacoa y cerveza en el patio VS la falta de posibilidad de pedir comida a domicilio, espacio para tener mascotitas libres VS menos oferta cultural, dice mi novio que al final decidiremos en función de la conexión de internet que tenga la casa/piso en cuestión, y yo creo que tiene toda la razón… ¡a menos que vosotras me ayudéis!

 

Utakemybreath