No sé qué está pasando últimamente en mi vida, estoy estudiando una carrera que dura cuatro años y este es el último. No sé si será por el buen tiempo que hace, porque estamos notando que dentro de nada termina esta etapa que probablemente sea la mejor de nuestra vida o que tenemos más vicio que Carlos Sobera haciendo anuncios de casas de apuestas, pero creo que la estamos liando mazo.

A ver yo soy una chica gordibuena, segura de sí misma y no voy a negar que tengo más público del que se esperaría, a mí misma me pilla de susto muchísimas veces, no sé qué pasa a los señores conmigo, pero ligo allá a donde voy. Bueno, sí sé qué es lo que me pasa, la seguridad que tengo en mí misma. Pero estos últimos meses están siendo una verdadera locura y ya no sé ni dónde meterme.

Llevamos desde Navidad con un rollito raro, cada vez que salimos de fiesta jugamos a la botella, a verdad o atrevimiento o chorradas varias que no son más que excusas para acabar haciendo lo que nos apetece: besarnos. Siempre nos escudamos en cualquier tipo de juego para acabar metiéndonos la lengua hasta el galillo.

De normal somos un grupo de ocho personas, pero dos son parejas y de normal se mantienen al margen, así que entre juego y juego los otros seis nos hemos morreado entre todos en todas las combinaciones posibles. Tenemos gays, lesbianas, heteros y bisexuales, somos una muestra perfecta de un grupo de colegas en este nuestro siglo.

¿Qué es lo que me preocupa? Pues que dentro de los grupos medianos/grandes siempre hay personas que se llevan mejor entre ellas que con el resto, no es que haya hate hacia el resto, es que simplemente hay más afinidad con ciertas gentes. Pues bien, nosotros somos tres, estamos siempre juntos y mi vida es mágica y maravillosa gracias a ellos dos. Son dos chicos, uno hetero y el otro bisexual, hasta la fecha. Bueno, el hetero siempre ha dicho que se consideraba hetero porque nunca se había liado con otro pavo, pero que si se presentase uno que tuviera buena pinta, pues no dejaría de probarlo.

Bueno, hasta aquí todo en orden. ¿Qué pasa? Que somos el ‘equipo base’ a la hora de salir fiesta. Somos los tres fijos, los que no nos perdemos una, los que siempre vamos a fuego hasta que nos echan de los locales. Me lo paso siempre espectacularmente bien, en cualquier situación, pero sobretodo cuando lo estamos dando todo perreando hasta el suelo.

La movida es que las últimas dos veces que hemos salido nos hemos liado entre los tres. Sin botellas, sin verdades ni atrevimientos, sin absolutamente ninguna excusa que no fuera la de tenernos ganas. Estábamos este viernes pasado en un garito de Madrid y uno de ellos, el hetero, se me lanzó a comerme boca. Yo con este chico tengo un problema y es que creo que me puto encanta, pero de verdad, no como amigo. Aunque luego cuando pienso en meterme en una posible e imaginaria relación seria con él siempre acabo pensando que ni de coña. No hay quien me entienda.

Pues bien, se me laza el señorito y nos damos tres morreos tontos, luego llega el otro y me come el cuello mientras suena el nuevo temazo del Anuel AA de ‘lo nuestro es un secreto que nadie se entere’. A lo que el otro se ‘pone celoso’ y me come también el cuello, él otro flipa y decide comerle el cuello al otro. O sea, que nos comimos el cuello entre los tres en medio de la discoteca.

Todo siguió normal después de eso, a tope bailando y perreando a fuego y poco más. Nos montamos en el coche para volver a casa y llega la pregunta: ‘¿A dónde vamos? ¿Ya cada uno a su casa?’. A lo que el bi dice que no, que vayamos a su piso a hacer macarrones con tomatico, los otros dos decimos que buah vaya planazo y allá que nos vamos los tres.

¿Que qué pasó? Pues que acabamos los tres morreándonos seriamente en el colchón que pusimos en el salón. Yo me puse más cachonda que Perra de Satán comiendo Reeses, así os lo digo. Si me estaba medio planteando que quizá sentía algo por el ‘hetero’ ahí ya se me descolocó todo porque el que más cachonda me puso fue el bi. (Fan de llamarlos así para que me entendáis, no sé por qué no los he rebautizado al principio del post).

Pues eso que hubo besos, magreos y un poquito de restregoteo con ropa, pero nada más. Nos quedamos los tres dormidos y al día siguiente nos fuimos a desayunar juntitos como una familia feliz. Lo hablamos con muchísima naturalidad todo y no sé muy bien por qué, porque para mí no es algo rutinario. Te quiero decir, me estoy liando con dos jambos al mismo tiempo y me pongo perra viendo cómo se morrean entre ellos, para vosotras igual es lo más normal del mundo, pero para una servidora es, cuanto menos, un evento.

Me preocupa muchísimo la situación entera, más que nada porque aún nos quedan por delante los cuatro últimos meses de la carrera más el viaje a Punta Cana, en el cual ya hemos decidido que vamos los tres juntos en una habitación.

Os juro que soy una chica de lo más normal, que solo he tenido una relación seria en toda mi vida y ha sido con el único chico con el que he follado hasta la fecha, todos mis demás devaneos amorosos han llegado máximo al morreo con tocamiento superfluo y alguna que otra pajilla, pero no mucho más.

Yo estoy a gusto, me flipa estar con ellos y les quiero con toda mi alma, pero me preocupa muchísimo no saber identificar, no saber ordenar mis emociones y deseos, no saber cuándo frenar o cuándo seguir. Es una situación muy extraña, yo estoy acostumbrada a que me mole un único señor y a que encima pase de mí, con esto no sé muy bien ni por dónde empezar. Pero bueno, creo que comenzaré por dejarme llevar y ver a dónde llega todo esto.

Os mantendré informadas.

NATI.