Me he enamorado de mi follamigo y creo que él siente lo mismo, pero teníamos unas normas y no sé si debería decírselo

Alejandro y yo nos conocimos una noche tórrida buscando alguien con quien jugar un rato en un chat erótico. Como es lógico, alguien que entra a buscar eso, no está buscando una relación ni un compromiso.

 

Después de varias charlas subidas de tono y dado que vivíamos en la misma ciudad, decidimos que era buena idea empezar a tener encuentros sexuales. Que es innegablemente más satisfactorio y directo que el cibersexo. 

follamigo

Donde esté un tío que te bese, acaricie y empotre, que se quite el satisfyer, por muy bueno que sea. El sexo real, la química, la complicidad, las miradas y el calor ajeno, no tienen competencia. 

 

Antes de empezar a quedar y dado que los dos teníamos clarísimo que no queríamos nada más allá del sexo porque habíamos sufrido mucho por amor, decidimos mutuamente establecer una serie de normas para que la cosa no se fuera de madre y evitar el apego.

 

Normas como que no haríamos presentaciones a amigos ni familiares, que no nos daríamos los buenos días cariñosamente ni hablaríamos nunca sobre amor, solamente amistad y sexo, básicamente lo que quiere decir follamigo, un amigo con el que follas de vez en cuando.

Hemos ido quedando estos meses atrás, y yo he empezado a sentir que me apetece verlo más a menudo, que me encantaría hacer planes con él como ir al cine, de vacaciones, a la playa y mil cosas más. 

 

El otro día fue el cumpleaños de mi follamigo y me habría encantado prepararle una postal bonita y un detalle, pero me acordé de nuestras normas y lo descarté. 

Nos vimos en su casa ese día y como siempre, vimos una serie y después me subió encima suyo para besarme y cogerme por las caderas para bajar después hasta mis nalgas. Me pegó un bocado en una nalga mientras me daba un pequeño azote en la otra. 

   – Vaya culo tienes, me vuelves loco.- Dijo mientras me comía con la mirada, para después ponerme a cuatro patas. 

Bajó mis braguitas y rozó su erección contra mi culo bajando hasta clítoris.

   – Que mojadita estás, me encanta cielo. 

 

Me quedé un poco a cuadros al escuchar el «cielo» y le dije: 

   – Uy, ese cielo rompe un poco las normas, ¡A ver si te vas a estar enamorando!

follamigo

– Vaya, parece que te molesta un mínimo de muestra de afecto, ¡y yo pensando que aparecerías en mi cumpleaños con alguna notita de amor!

– Eso sería romper las normas de follamigos, no lo voy a hacer. 

– ¿Y si no hubiera normas, tampoco lo harías no?

 

Noté como la voz al hacer la pregunta le titubeaba un poco y me quedé callada por unos segundos sin saber que responder, así que decidí cambiar el tema y le dije:

 

– Bueno, dejémonos de charlas que se te va a bajar la situación que tienes entre las piernas y este culito pide azotes y caña.– Dije con una sonrisa mientras me ponía a cuatro patas de nuevo.- ¿Vienes a darme caña o pongo otro capítulo?

 

Vino y me lamió de arriba a abajo el trasero, hundiendo su lengua en mi sexo para después, agarrarme del pelo y metérmela de un golpe seco, me cabalgó como nunca antes, lo notaba más animal, más lascivo y no puedo negar que eso me puso a mil. 

Tanto que me dejé llevar hasta correrme, él tampoco pudo más y empezó a gemir hasta correrse dentro y caer rendido a mi lado. Nada más acabar, dijo que tenía prisa y se fue.

follamigo

Estos días lo he notado más ausente y no está diciendo de vernos, ¿Será que él está empezando a sentir lo mismo que yo? ¿Por qué no saca él el tema si también lo quiere?

Estoy hecha un lío, una parte de mi le diría la verdad, que me estoy enamorando de él, pero por otra parte, si se lo digo y no siente lo mismo lo perderé y no quiero eso. 


¿Qué harías en mi situación? 

 

Anónimo