Llevo 2 años, como muchos de vosotros, con una relación amor-odio con Tinder.

Durante este tiempo, he conocido a todo tipo de individuos, he quedado sólo cuando estaba completamente segura de que no era un loco/pervertido/psicópata, y me he llevado decepciones y varias alegrías p´a mi cuerpo, Macarena.

Muchas de las cosas que a veces pasan te las esperas, o no te sorprenden lo más mínimo, sin embargo os voy a contar una situación que a muchos os sonará y que me pasó la semana pasada.

Era fin de semana, estaba sola en mi casa, más aburrida que una patata porque mis amigas se habían ido todas fuera con sus respectivas parejas. No tenía nadie con quién quedar y llovía a mares: plan perfecto para quedarse en el sofá con la mantita y probar suerte con el ligoteo.

Cansada de ver siempre las mismas caras y recibir los mismos matches, no se me ocurrió otra cosa que darle un poco de vidilla al asunto y cambiar de perfil. Pensé unos minutos el aspecto físico que realmente me gustaría tener y busqué en google fotos de chicas con el pelo morado.

Encontré varias en las que no se le veía la cara con nitidez a la protagonista y una en la que salía una chica muy monilla con un gato. Y lo típico, me inventé un personaje, una chica de pelo morado con una gatita llamada Luna.

No os podéis imaginar la tremenda cantidad de superlikes, matches, y chicos que me hablaron en media hora. Como sabéis, ahora sale en un circulito dorado la cantidad de chicos que le dan match a tu foto (para saber ya quiénes son tienes que hacerte de pago y perdona, pero por ahí sí que no paso, más que nada porque soy más pobre que las ratas).

El caso es que estuve hablando con varios, mi idea era eso, simplemente charlar un poco, sentirme menos sola, entretenerme para que no me diera la bajona y por qué no, subirme un poco el ego fantaseando. Maravillosa idea, ¿verdad? ¿Qué podía salir mal? Pues que conecté con uno de ellos de forma brutal.

Estuvimos hablando durante horas hasta la madrugada. Era muy atractivo, simpático, divertido, me entró con una canción heavy y de la forma más sencilla me fui enganchando. Me dio su número y en el perfil tenía puesta su cuenta de Instagram abierta, por lo que me faltó tiempo para cotillearle fotos y ver que, efectivamente, tenía una sonrisa terriblemente sexy.

Le prometí que le llamaría al día siguiente, me dijo de invitarme a comer, hicimos planes sin pensar siquiera, hasta que de repente, caí. No era yo la que le gustaba, era la misteriosa chica de ojos azules y pelo morado.

Tardó como media hora más en encontrar una de mis fotos de perfil en google (supongo que ya le había pasado antes) y me la mandó con un emoticono pensativo. Obviamente, le dije que la chica de pelo morado no era yo, que lo sentía, y que me había encantado hablar con él.

Esperé hasta el día siguiente por si me contestaba o deshacía el match, y no hizo ninguna de las dos cosas, así que, avergonzada, eliminé el perfil falso con las fotos, los mensajes, y su número de teléfono.

No sabía qué hacer, e intenté un par de días después como última opción volver a meterme con mi perfil normal, esperar a que me saliera y darle match. ¿Y qué pasó? Efectivamente, lo que estáis pensando: no me devolvió el match. (Jódete, por lerda, siesque soy lerda.)

No le gusté tal cual soy, como a muchos otros. Supongo que llama mucho más la atención y buscamos a alguien “diferente”, ya sea con tatuajes, con el pelo de un color peculiar, o con cualquier otra característica que lo distinga de una persona normal y corriente de ojos marrones y cabello castaño.

Poco después, él puso privada su cuenta de Instagram, y desde entonces no me he atrevido a seguirle ni a volver a intentar nada más.

Cuento esta historia porque siempre solemos quejarnos nosotras de los chicos que usan perfiles falsos, sobre todo de actores famosos, modelos, etc. Y bueno, sólo quería mostrar una versión desde el otro lado.

Es una pena, y me encantaría escribirle y decirle que soy yo la de la conversación interesante, la que le sacaba los colores y que buscaba un vikingo pero que ahora mismo daría lo que fuera por poder tomarse una cerveza con ese chico encantador que pasaba consulta y era vikingo sólo en sus ratos libres.

Supongo que hay que aceptar las cosas como son, y si juegas con fuego y con ser alguien que en realidad no eres, al final te acabas quemando. Además, nadie se merece que le engañen, aunque no haya ninguna mala intención.

Así que gente, mi consejo es que aunque no estéis del todo conformes con vuestro físico, sed auténticos, que vuestro estado de ánimo no dependa nunca de los matches o likes de ninguna app o red social, porque siempre aparecerá una persona que merezca la pena de verdad, y porque lo mejor que se le puede ofrecer a alguien es ser uno mismo.

 

Sirena Varada.