Estoy cansada, harta y muy, muy decepcionada con todos los amagos de casi tener algo con alguien que he tenido desde mi última relación. Ya no sé si es cosa mía, cosa de la sociedad o cosa del mundo en general, pero real que ya no puedo más.

Medio en coña medio en serio me suelo definir como ‘desgraciadamente hetero’ y no digo yo que no haya ahí fuera señores que merezcan la pena, que estén a la altura de las circunstancias y que, simplemente, sean decentes; pero definitivamente no se me han cruzado en el camino.

Todos los hombres con lo que me he encontrado últimamente estaban repletos de incoherencias, de verdades a medias y de quieros que no pueden. Nadie habla claro, nadie define, nadie comunica y yo estoy harta. Me gustan las cartas sobre la mesa, la mesa llena de comida y las bocas sin parar de conversar, de besar y de sentir. Me gustan las relaciones basadas en emociones, en charlas interminables, en mentes despiertas y en cuerpos dispuestos a todo.

No sé si pido demasiado, si en realidad tengo idealizado el amor o si yo me creo que soy merecedora del algo sobresaliente y luego no, pero por eso estoy sola, por eso prefiero estar sola, por eso estoy tan feliz coexistiendo conmigo misma y con nadie más.

No quiero amores de película, no soy una chica romántica, soy una chica que da, que entrega, que regala y para mi pido exactamente lo mismo. Estoy repleta de hastío al pensar en las cosas a medio hacer, en hacer las cosas sin ganas, en ganar desamores que ni siquiera llegaron a existir.

Últimamente me da por fijarme en personas por el simple hecho de hacerme creer que existe la posibilidad, en ver más de lo que ofrecen, en rellenar los huecos que no conozco con idealizaciones vanas que no me llegan a nada. Al final la culpa es mía, es algo que tengo muy claro, quiero pensar que todo el rato ‘este sí’, cuando en realidad no le conozco; me obligo a creer que ‘seguro que tú’, cuando de ti no sé más que tus ojos al achinarse me parecen preciosos; me empecino en imaginarme un ‘contigo todo’ cuando de él sé nada.

No quiero una relación de usar y tirar, un hombre que pase por vida sin pena ni gloria, una persona que sepa ver todo lo que tengo guardado dentro, a todo lo que aspiro, a todo el mundo que tengo guardado y que nadie ha sabido ver. Quiero un hombre que profundice, que hable, que comparta; quiero un hombre que sienta, que experimente, que se deje llevar; quiero un hombre que me vea, que me mire y que me entienda, que me entienda de verdad, mirando más allá, mirando donde nadie todavía se ha atrevido a ver.

No quiero tonteos, no quiero conversaciones de barra de discoteca, no quiero solo sonrisas al cruzarnos por los pasillos, no quiero que compares, no quiero que busques más, solamente quiero que me encuentren a mí.

Necesito a alguien en mi mismo punto, en un punto distinto al mío y que seamos capaces de ceder y llegar al mismo, en ningún punto y que seamos capaces de utilizar todos los signos de puntuación existentes.

Quiero a alguien que no sea gilipollas, a veces creo que no pido tanto, otras siento que lo estoy pidiendo todo.