La que empezó como una noche inocente, se puso turbia muy, muy rápido. Me hice amiga de esta chica en la universidad y ya tenemos unos 4 años de amistad. Siempre hemos sido muy afines, nos gustan las mismas cosas y compartimos la idea de lo que significa pasarla bien, o eso creía yo.

Tenemos mucha confianza y le comenté que como tengo ya mucho tiempo sin nada de nada, estaba un urgida un poco de acción. La próxima vez que hablamos después de eso, fue porque ella me escribió invitándome a ver un partido de fútbol con su chico y los amigos de este, asegurándome que habría algún prospecto para solucionar mi situación.

Eso no pasó, los tíos eran un montón de trogloditas y ninguno de ellos llamó mi atención, a los dos minutos de haber llegado supe que prefería complacerme sola como venía haciendo. Pero no iba a dejar de pasarla bien por eso y me dediqué a disfrutar del juego y beberme unos bien merecidos tragos.

Los tipos se fueron retirando, pero como nosotros la estábamos pasando de lo más, mi amiga, su chico y yo nos quedamos en el bar, compartiendo unas cervezas. Ya en la madrugada, bastante borrachos los tres, fue cuándo la cosa empezó a ponerse extraña.

No recuerdo exactamente cómo salió el tema a colación, pero en algún punto ellos dos comenzaron a hablar de tríos y yo a escucharlos. Era modo casual, que si “un amigo me contó que lo hizo y le fue genial” o “un compañero me dijo que eso salvó su vida sexual” y cosas así.

Yo me limitaba a escuchar con atención porque estoy muy al margen del tema, y cuando me preguntaron si había estado en uno, respondí la verdad, que no.

Y fue ahí cuando me lanzan la bomba: “¿Y te gustaría?” Al percatarme de qué estábamos solos y la sugerencia en los tonos de ambos, entendí que no era una pregunta aleatoria sino una proposición real. Me atraganté, me excusé para ir al baño y me serené.

No creo que hacer un trio sea descabellado, pero me descoloca que precisamente mi amiga me lo propusiera, porque eso de mezclar el placer con la amistad puede terminar mal.

Al principio me molesté con ella cuando concluí que me había tendido una especie de emboscada por lo que le había confesado días atrás, después de pensarlo se me pasó la molestia, pero las cosas entre nosotras no volvieron a ser iguales. Si la sola propuesta creó tensión en nuestra amistad, no me quiero imaginar si hubiésemos seguido adelante con eso.

Anónimo