Llevo varios minutos mirando esta pantalla, pensando en cómo hablaros de ella, en cómo hacerle justicia, en cómo estar a la altura de lo que hemos sentido juntas desde que llegó a mi casa. Tras mucho pensar he llegado a una conclusión: no voy a escribir yo este artículo, voy a dejar que lo escriba mi santo coño. 

Hola queridas, soy yo, el coño de la persona que está pulsando estas teclas bajo mi órdenes. La verdad es que tengo una dueña que me cuida bastante, el tema de los hombres le va bastante fatal, no sabe elegir y paso bastante hambre, ahora bien, ¿el tema juguetes? Bueno, me da todos los caprichos que quiero, han pasado por mí más de treinta y claro, tengo mis favoritos.

Para nosotras las vulvas existen también las historias de amor con los juguetes: hay algunos que son desastrosos, otros que son rollete de una noche, otros de los que te enamoras fuerte y te pasas dos meses a tope para luego de repente olvidarle en el fondo del cajón, otros que solo usas en ocasiones especiales, otro al que le tienes muchísimo cariño desde que llegó a tu vida y siempre te acompaña a cada paso y otros que son, sencillamente, empotradores natos de los que te cuelgas sin piedad de lo bien que te hacen sentir.

Bien, la Magic Wand a efectos chochológicos es eso: un empotrador natoTípico hombretón que sale en tus fantasías sexuales, ese que quieres que te suba a la lavadora en volandas y te deje tiritando, ese que ves en una discoteca a lo lejos y piensas ‘hazme tuya por favor te lo pido’, ese que está en la tele que hace de malote y por tu mente solo se pasa un ‘madre mía cómo tiene que follar este tío’. Pues ese, queridas mías, es la Magic Wand para nosotros, los coños.

Desde que vi cómo mi dueña lo sacaba de la caja empecé a salivar, yo ya sabía quién era, lo había visto antes en distintos vídeos, así que en cuanto vi que era real, que había llegado a nuestras vidas para quedarse empecé a sudar y a decir: por favor enchúfamelo a la de ya. 

Como bien sabéis somos muchas y distintas, aquí a cada parrusa le gusta una cosa distinta y todas son igual de válidas. En mi caso soy una chocha valiente, me gusta la marcha, la caña y el desenfreno. Soy un chocho sin límites, como los Hot Wheels: velocidad a tope. Así que claro, yo necesitaba uno de estos, todos los demás me venían pequeños, se me hacían poca cosa, no me transmitían lo suficiente. Sin embargo con este, no fue así.

Flechazo inmediato, primero encuentro colosal, conexión máxima, multiorgasmo de primeras y sin pedir nada a cambio. Sí, queridas, encontré a mi alma gemela. Es un pedazo de mango con un cabezal que vibra más que los bafles de una discoteca a las seis de la mañana, tiene distintas velocidad y modos. ¿Mi consejo? Da igual el que elijas porque todo son maravillosos, no hay ni uno malo, con el más flojo ya eres feliz y es que el más flojo ya es muy fuerte.

Yo me quiero casar con él, en plan real, quiero pedirle matrimonio y que me abrace por las noches después de haberme dado una buena dosis de sexaína; mi dueña no quiere que nos recemos puertas, quiere que conozcamos a más y eso, pero ya paso. Desde que lo conocí ya no me gusta ningún otro, nadie llega a su altura, nada me parte así por la mitad.

Si queréis a vuestros higos de verdad, como mi dueña me quiere a mí, por favor os lo pido presentadles a una Magic Wand de estas, regaladles el billete dorado de Willy Wonka, el armario de Narnia, el anillo de poder, el frasquito de Felix Felicis, el móvil que la Hilary Duff se le cae en una cenicienta moderna, el pase directo a la felicidad absoluta.

 

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El post patrocinado en realidad era ESTE, pero nos ha gustado tanto el bicho que hemos hecho otro por gusto ;)