El uso de la pornografía se ha ido extendiendo como la pólvora desde sus inicios, ya que, supone uno de los estímulos más rápidos y potentes para la excitación.

Tanto hombres como mujeres pueden y de hecho usan el porno con el fin de masturbase en más de una ocasión, aunque los hombres son los grandes consumidores por excelencia desde siempre, cada vez son más las mujeres que también lo consumen.

La industria de la pornografía es muy pero que muy amplia, y aunque no vamos a entrar a detallarla porque nos tiraríamos media vida, sabemos que,  está básicamente dirigida hacia el hombre, se suelen mostrar conductas bastante machistas, con una sexualidad basada en la penetración y en el placer masculino y en ocasiones muestran situaciones vejatorias para las mujeres.

Esto es una realidad y estamos todos de acuerdo, pero como en todo en esta vida existen matices.

No toda la pornografía es igual, entre los miles de millones de videos que existen, podemos encontrar practicas de todo tipo y para todos los gustos, ya que no podemos olvidar, que una gran parte de la pornografía representa también fantasías sexuales.

 

Es decir, que yo me excite viendo videos de tríos, de orgias, de ciertas prácticas sexuales, con unas anatomías determinadas, etc., no quiere decir que yo sienta la necesidad de llevar todas esas prácticas a la realidad, la fantasía no implica llevarlo a la práctica.

Igual que voy al cine, y veo una película de espadas laser, y sé que estas no existen, debo tener el conocimiento y la educación sexual de base para entender que las practicas dentro de la pornografía están muy sesgadas, y que no son un modelo a repetir, solo un modo de excitarnos.

Sin entrar mucho mas a debate, ya que como os decía, este tema tiene millones de matices unos muy negativos y otros más positivos, en resumidas cuentas podemos decir, que la pornografía suele ser una fuente de excitación para la masturbación.

 

En ocasiones, cuando descubrimos que nuestra pareja (ya sea hombre o mujer) la consume, hay personas que se lo toman con naturalidad, mientras que para otras puede suponer un gran problema y normalmente suele ser por los siguientes motivos:

  1. Si mi pareja me tiene a mí, por qué se tiene que masturbar

La falsa creencia de que una vez que se tiene pareja, la masturbación debe de desaparecer o reducirse drásticamente sigue muy presente para muchas personas.

Nada más lejos de la realidad, es muy importante seguir alimentando el deseo sexual individual y no relegar todo el placer en el otro.

  1. Si ve videos porno, es que le ponen más esos cuerpos que el mío

Aquí es donde entra directamente los temas de autoestima, pensamos que si nuestra pareja mira un cuerpo diferente al nuestro es porque no siente el deseo suficiente por nuestro cuerpo y necesita buscarlo fuera.

Si tu pareja tiene relaciones contigo y las disfrutáis, quiere decir que tu cuerpo le excita y mucho.

 

El porno suele basarse en cuerpos muy normativos o con grandes exageraciones como puede pasar con los pechos, el culo o incluso el pene.

Yo puedo fantasear con el pene de Nacho Vidal porque visualmente me llame mucho la atención, pero sé que en la vida real no lo disfrutaría ni de coña y que me dolería.

La fantasía se trata de eso, no hay necesidad de llevarlo a la práctica.

  1. Si ve ciertas prácticas es porque las quiere hacer

Aquí volvemos a lo mismo, fantasear conciertas cosas no implica querer llevarlo a la práctica. Una cosa es la peli que yo me monte en mi cabeza para excitarme o lo que yo vea, pero eso no quiere decir que sienta la necesidad de querer hacerlo ni mucho menos.

De hecho hay que tener muy claro y saber diferenciar fantasía de realidad, porque en ocasiones llevamos alguna a la práctica y es cuando la liamos.

  1. Tiene un problema de adicción

Que tu pareja vea pornografía con frecuencia no le vuelve ni mucho menos en un adicto.

La adicción se cataloga a nivel psicológico cuando la persona lleva consumiendo con mucha frecuencia y de forma ininterrumpida la pornografía entre dos y seis meses, no es capaz de excitarse o estimularse si no es con los videos, le causa malestar y lo vive con descontrol y desagrado y le está ocasionando problemas a nivel pareja, familiar o incluso en el trabajo.

Una adicción te termina por dominar y no se suele vivir como algo por placer, si no por necesidad. A menudo estas personas se esconden, mienten o niegan el uso de la pornografía (aclaración: si tu pareja te miente sobre su consumo de porno, puede ser por vergüenza, no tiene por qué implicar adicción) ya que lo viven como algo totalmente descontrolado.

En estos  casos, hay que acudir a un sexólogo que haga un estudio detallado de la persona, para determinar si hay adicción o no, y finalmente, mediante tratamiento trabajar para erradicarlo.

 

La pornografía como uso recreativo y sin abusar ni necesitarla para excitarse, puede ayudar mucho a la desarrollar la fantasía y el deseo a nivel personal e incluso se puede ver en pareja.

 

No hay nada de malo en consumir pornografía cuando se tiene una buena educación sexual de base, porque entenderemos que la pornografía es lo que es, y no la repetiremos o no consumiremos ciertos tipos de esta.

Al final la fantasía es tan personal y diversa como personas hay en el mundo y todo con lógica y en medida, no es mala.

 

 

 

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

correo: [email protected]      instagram; @aidavallesconsulta_