Cuando llega el calor no solo los chicos se enamoran, sino que las gordas empezamos a temerle al buen tiempo por algunas cosillas que conlleva. Una quiere disfrutar de las bondades de una buena terracita y resulta que no solo no quepo en la silla sino que cuando me levanto dejo todo el culo y los muslos pegados. Cuando la silla es oscura, me levanto con el miedo de haber dejado todo el asiento marcado con mi culo en sudor e intento meterla debajo de la mesa lo más rápido posible para que nadie lo vea porque me da una vergüenza que no veas. Ahora, también te digo que peor son las sillas de hierro, que tienen esos espacios en el asiento y que están hechas con una serie de líneas dibujadas que actúan en forma de tatuaje en la piel. Sí, efectivamente, estoy hablando de esas sillas de las que te tienes que despegar la pierna literalmente y notar como se te queda en carne viva. Adiós al glamour. Entre la cara de dolor y la marca monísima que se te queda en la parte de atrás de los muslos, conforman la estampa perfecta para una cita especial estrenando tu look corto. 

Al menos el tiempo máximo que ocupa el drama de las sillas es el que tarda en volver la piel a su aspecto original y el sudor del culamen a secarse pero ¿hablamos de las rozaduras en la entrepierna? Llevo toda la vida condenada a 4 meses mínimos de llevar el chichi escocido. Sin remedio. Da igual la crema que me ponga, las bragas y fajas que use…A la que me descuide, sea por la arena de la playa o por un paseo rápido en bikini, cualquier momento es perfecto para que empiece la temporada de no poder andar sin meterme el vestido entre las piernas. Me encanta lucir jamones pero qué difícil cuando son taaaaaaan jamones…Basta un ratito en el que sude mucho o camine con alguna prenda que no transpire bien para abrir la veda a MESES de rozadura sobre rozadura. Me parece una gran desgracia. 

Por cierto, si quieres soluciones para las rozaduras de verano, aquí tienes las mejores.

Y siguiendo con lo que pasa en nuestras piernas, otra odisea es encontrar pantalones cortos que no se suban constantemente mientras los llevas. Quizás hay gente a la que esto no le moleste pero yo odio ir pegándome tirones hacia abajo porque a los 3 minutos de ir andando llevo ya los pantalones dejando entrever mis bragas. Poca broma. Si son anchos, porque son anchos, si son arrapados tampoco me gusta cómo quedan… ¿Qué quieres de mí Dios mío? ¡Porque te estás cebando! Como si encontrar ropa en esta temporada no fuera suficientemente difícil, como para encima andar en la lucha con los pantalones…

Para terminar, algo que toda chica con tetas grandes vivirá: empiezan a sudar las tetillas por debajo. A veces se me ocurre ir sin sujetador por el tema de llevar menos ropa pero claro…El chorretón no se queda en el sujetador así que o llevas prendas claritas o te toca que se vea la ropa bien marcada. 

En fin, qué pasada. Me encanta la primavera, es mi estación favorita sin lugar a dudas, pero cuando empieza tengo que activar el “Modo Zen” y olvidarme de lo mona que podía ir en invierno sin sufrir…

 

¿A qué otras cosas le tenéis miedo en primavera?