Desde pequeña he recibido la palabra gorda casi a diario y enseguida la asocié a algo negativo sobre mí. Es una realidad que todavía hoy se relaciona esa palabra a un insulto, incluso se lanza como un ataque, cuando nunca deberíamos haberla dejado de ver como lo que realmente es: un adjetivo. Punto. ¿Te imaginas que le dijéramos a alguien: “Eres rubia” con ese mismo desprecio y asco con el que se le dice a una persona gorda que lo está?

Con los años he aprendido mucho sobre los cuerpos gordos y la gordofobia que nos rodea así que gracias a eso, a mi trabajo personal y a los miles de comentarios que llevo oyendo toda mi vida sobre mi cuerpo, he elaborado mi TOP5 para responder a esos comentarios de una forma original y graciosa:

En primer lugar tenemos a la incrédula: La incrédula aparece en acción cuando la otra persona aparentemente está preocupada por “tu situación” y te dice frases tipo: “Oye, no es por meterme donde no me llaman y espero no ofenderte pero…te veo más gorda…”. Mi respuesta suele ser poner cara de verdadera preocupación y soltarle un: “Joder, ¿en serio? No me digas…No puede ser…”, a lo que la otra persona suele quedarse bastante descuadrada pensando si estás siendo sarcástica o real (esto también dependerá de la inteligencia de tu interlocutor).

En segunda posición tenemos la táctica ping-pong. La llamo así porque consiste básicamente en devolverle a la otra persona su comentario con un adjetivo positivo que le describa. Ojo, descriptivo: ¡no descalificativo!

Ejemplo: “-Uy, ¡te veo más gorda!”. “-A ti te queda genial ese color de pelo”. Reconozco que esta es de las más difíciles porque realmente tienes que estar en un punto en el que tengas muy aceptada la palabra gorda y no te afecte a nivel personal pero te prometo que la recompensa vale la pena porque la gente se siente incluso avergonzada al darse cuenta que tú les contestas con una afirmación positiva sobre ellos y no con un ataque. Lo fácil sería decir “pues tú tienes más arrugas” o “pues tú tienes mala cara” pero ahí estaría venciendo la rabia y tú eres demasiado reina para eso. 

 

La tercera respuesta es la agradecida. Esta personalmente me encanta, cuando la uso me siento muy diva y a veces hasta un poco pedante pero oye, esto se trata de descuadrar al otro así que hay que meterse en el papel jajajaja. La agradecida consiste en responderle al otro como si te hubiera lanzado el mejor cumplido del mundo. Sería responder algo tipo: “Ay, sí, mil gracias por recordármelo.” Lo mejor es hacerlo como si de verdad te hiciera ilusión lo que te ha dicho, como cuando te alagan por tu corte de pelo o tu vestido nuevo porque sino lo llevamos al terreno irónico y lo que mola es que el otro piense que estás feliz con lo que te ha dicho (porque llegará un momento que seguramente lo estés).

 

Ahora le toca el turno a El galardón. Esta es muy clave los días que me pillan un poco cruzada y no me apetece ser tan graciosa aunque mantiene ese toque de chispa que no me gusta perder. Esta respuesta sirve mucho para cuando te hacen el comentario de “es por tu salud”. En esos casos, entrégale el galardón diciéndole: Oye, ¿sabías que con ese comentario te convalidan primero de Medicina? Seguramente la otra persona te rebata y añada algún comentario pero puedes hacer como yo, asentir a todo y a la que puedas darte la vuelta. 

La última táctica es la seria. Esta es la que más utilizaba al principio porque me sentía con la necesidad de que los demás me entendieran. Al final, con el tiempo entendí que no puedes librar todas las batallas ni intentar convencer a los demás sobre tu realidad, por eso elaboré mis tácticas para rebatir los comentarios sobre mi gordura de una forma poco común. La seria consiste en darle el explicote a la persona que te acaba de decir algo sobre tu gordura. Suele sonar tipo: “Te agradecería que no me hicieras comentarios de ese tipo al igual que yo no entro a descalificarte o comentar sobre lo que me parece bien o mal sobre ti” o en definitiva, la explicación que sientas que debes darle. 

 

No voy a decirte que estas técnicas sean sencillas de aplicar. He tardado muchos años en darme cuenta de que la palabra gorda es un adjetivo como cualquier otro que nosotros, como sociedad, nos hemos encargado de extrapolar a un contexto negativo. Sé que probablemente hoy no puedas utilizar alguna de estas técnicas si te sientes mal con tu cuerpo pero al menos recuérdalas, porque quizás un día te sientes con la fuerza para soltar alguna. Lo primero que tienes que entender es eso, que la palabra gorda no tiene ni un valor positivo ni negativo, sino neutro. Trabajar primero eso a consciencia para que se grabe a fuego es lo que te ayudará a que te importe cada vez menos lo que la gente te diga o cómo se tome tus contestaciones. 

 

Ánimo (L)