Antes de que la liga de madres justicieras me envíe a la hoguera y clave una estaca en mi corazón, recordad que este es un post de humor. No entro a valorar el amor o la satisfacción personal que produzca ser madre, sino el hecho de que tener a 5 mujeres embarazadas a la vez en mi entorno ha provocado que me de al Albariño.

Sí, amigas, compañeras de trabajo, familiares. Gente que hace dos años estaban en un after encima de una tarima, ahora empujan carritos de bebé. Es ley de vida, los años pasan y la gente evoluciona.  Te haces mayor y cuando te vas de vacaciones ya te llevas más pastillas que bragas. Con 20 años de noche en casa encendía todas las luces si escuchaba un ruido en el baño. Con 30 ya «buenas noches, si viene la muerte ya sabe donde encontrarme». La gente copula (la que puede), tiene descendencia y unión familiar. Yo quizás estoy acostumbrada a la desestructuración familiar por las series de antena3.

Como sea, la primera vez que una amiga te dice que está embarazada, es una alegría, un fiestón, una nueva generación que empieza. Con 5 a la vez te conviertes en Prenatal. Olvídate de hablar de festivales, salir de fiesta o conversaciones sobre el tío que se tiró Mengana la semana pasada. Todo son pruebas, antojos, siestas, dietas y regalos. Regalos a dios. Los baby shower se han convertido en la despedida de soltera en Ibiza, pero sin alcohol. Que no son una bolsita de pañales, no. Es una fiesta con globos, mucha guirnalda, comida, y juegos que podrían ser objeto de delito de odio.

No sé a los que habéis ido vosotras, pero a mí me han puesto un globo en la camiseta, dar de comer a la prima de la madre un yogur con los ojos vendados o cronometrar a una pareja para ver quién de los dos cambia antes el pañal a un muñeco. Y el regalo del baby shower, el regalo del nacimiento, el regalo del bautizo. Y yo no soy Corinna con pisos en Suiza. No tengo ni bicicleta.

Pero esto es durante el embarazo. Agárrate cuando ya han dado a luz. Que evidentemente tú estás feliz por tu amiga. En mi caso, por mis 5 amigas. Y no sé vosotras, pero yo el conocer a un bebé lo comparo como el comienzo de una orgía. Es emocionante, pero también incómodo. No sé qué decirle a un bebé. Cuando el niño ya tiene un par de añitos sí, cuando hablan, pintan y colorean son majos, ¿pero de bebés? ¿Les hablas con ese tono de haber tragado helio? Me dejaron un bebé en brazos y lo único que pensé fue «caray, este niño realmente tiene muy buen seguimiento ocular».

Y las preguntas de «¿A quién se te parece más, al padre o a la madre?». Por favor, tiene 5 días, se parece a una patata, ¡¡déjalo crecer!!!

Cada cosa que hace el bebé, es una obra de milagro divina. Ya sea levantar un dedo o mirar al techo, siempre habrá una voz que diga «este niño es listísimo eh». Que oye, quién sabe, lo mismo es el siguiente Nobel de Física, pero ahora mismo sólo duerme y caga. ¡¡Leave the baby alone!!! Será que no tengo instinto maternal, pero yo de pequeña pensaba que un cambiador de bebés era para meter un bebé y sacar otro. Con eso os lo digo todo.

Y claro que me hacen gracia también los bebés, hasta que las conversaciones se basan en tetas, leche, sueño y más tetas. El otro día tuve hasta una pesadilla con un baby shower que ocurría en Cantora. Yo estaba embarazada, todas mis amigas con bebés e Isabel Pantoja diciéndome «tú espera a que crezcan, ya verás».

Así que nada, mis amigas tienen bebés, y yo celulitis y presbicia. Pero oye, todas contentas. Esperaré al momento en que los bebés sean adolescentes para convertirme en la tía maja que les da 5 euros para pelotazos y ponerles música rock.

@LuciaLodermann

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