A medida que va pasando el tiempo y el sexo parece que se vuelve menos tabú, más y más cosas aparecen para que añadas a tu vida sexual un poquito de alegría y diversidad, pero es que está llegando un momento ( y no sé si a vosotras también os pasa) que parece que ¡Se nos está acumulando el trabajo!

 

Si chicas sí a mi hay veces que no me da la vida para probar esa nueva técnica mágica y milagrosa que ya las hacían nuestros ancestros en la antigua Grecia y que daba mil millones de orgasmos a la hora y todos súper mega potentes, o todas y cada una de las posturas del Kamasutra que te van a llevar hasta el infinito y mas allá.

Ay señor…. pues me vais a perdonar, pero una como sexóloga que es y una mujer un poco perra en la cama pero no en plan guarrete, si no más bien en plan perezoso (no siiiiiempreee eh!) y que tiene menos elasticidad que una baldosa que es mucho más fácil romperme que doblarme… os diré, en ocasiones lo más sencillo es lo mas eficaz. 

Y en concreto os vengo a hablar del tema de las posturas sexuales y como parece que nuestro querido misionero ha caído en el olvido, y eres poco menos que una cateta o una ignorante de los placeres más profundos si te atreves a decir que te gusta esta práctica o que la disfurtas.

¡Oh cielos! Aquí eres poco menos que Satanás

Pues os diré reinas mías que la postura del misionero existe desde los inicios de la creación, y si algo tiene tanto tiempo y se ha repetido tanto a lo largo de los siglos es porque tendrá algo bueno ¿No? por si no sabéis de lo que hablo, el misionero de toda la vida es tú abajo y el arriba, fin. Sencillo a la par que eficaz.

Y si aún estáis un poco reticentes sobre si esta postura es para vosotras o no, te cuento como le puedes sacar más partido y sus maravillosas ventajas:

  • Es bastante cómoda, y sobre todo para la persona que está debajo, lo único que tenemos que tener cuidado en esta postura es no estar los dos recién comidos, si no queremos vomitarle al otro en la cara, que eso de erótico no tiene nada.
  • ¡Te tienes que mover! sí nena, a lo largo de los años se nos ha acusado mucho a nosotras de hacer la estrellita de mar y no movernos ni un poquito, ¡pues no! si estás dispuesta a probar las maravillas de esta postura, es recomendable que muevas tus caderas acompañando el ritmo.
  • Se puede estimular muchísimo mejor el clítoris, para esto, evitamos el puñetero movimiento conejero de mete saca, paaarrrfavor, eso está bien un ratito, pero lo mucho cansa y en este caso agota y no es nada placentero para nosotras, por lo que lo suyo será que hagamos movimientos lentos y acompasados el uno con el otro, de esta forma nuestro clítoris se rozará con la otra persona y todo junto ¡gloria!
  • Si metéis un anillo vibrador en vuestra postura ideal del amor, las probabilidades de éxito se disparan, ya que es la mejor forma que te estimules el clítoris de una forma más directa y mientras disfrutes de la penetración.
  • Es una postura con la que se conecta mucho, el hecho de poder estar mirando a la cara a la persona con la que estas teniendo relaciones es un punto de unión y de conexión muy bueno.
  • Es sencilla, no requiere de posturas forzadas e incómodas que te hacen estar más pendiente de no hacerte daño que de disfrutar, por lo que la concentración no se te va en ningún momento. 

Y seguramente algún detalle más me deje, es cuestión ya de cada una y como nos apañamos con nuestra pareja en la cama, yo personalmente me declaro fan absoluta de esta postura. Y es que en ocasiones las mejores cosas de la vida son las más sencillas.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

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