Llevábamos muy poco tiempo buscando un bebé. Sólo 2 meses. Yo venía de 15 años ininterrumpidos tomando la píldora, por lo que estaba un poco preocupada por cómo se podría ver afectada mi fertilidad. La primera regla me vino súper desajustada y rarísima. El segundo mes, tras más de 30 días sin regla… decidí hacerme un test de embarazo. Dos rayitas. Aunque una muy débil. Salí del baño y le dije a mi pareja: “¿Esto significa que estamos embarazos o es que el test está mal? ¿No debería verse más oscura la rayita? “. Y allí estuvimos, como 30 minutos, analizando las rayitas. Finalmente volvimos a la farmacia a comprar un test que nos dijera, con letras grandes y mayúsculas, si sí o si no. Y diréis, anda que vaya lerda. Pues sí. Yo necesito un manual de instrucciones, porque no me apaño con estas cosas. 

“EMBARAZADA +4 SEMANAS” 

Al principio no me lo creía. Embarazada. Ya. Dios mo. Pero si yo me encontraba estupenda… y luego la pregunta ¿y ahora qué? ¿Puedo seguir con mi vida normal? ¿Puedo comer “esto”? En serio, manual de instrucciones de: QUE HAGO AHORA QUE SÉ QUE ESTOY EMBARAZADA.

Llamas al médico, te dan cita (ahora con el Covid, telefónica), la matrona te pregunta “qué ha pasado”, le dices “nada que hice un test y ha dado positivo” y te da cita para dentro de 2 semanas, te pauta ácido fólico y… ¡a gestar!

Todo parecía ir bien hasta que un día en el trabajo empecé a notar dolor en los ovarios. Como una regla pero a lo bestia. Llamé por teléfono al médico y me dijeron que podía ser normal, que tomase paracetamol. Al día siguiente seguía con dolores y justo antes de salir de trabajar fui a hacer pis…estaba sangrando. Me fui corriendo para urgencias. 

Mi pareja ese día estaba trabajando y era imposible que pudiera salir a acompañarme. Mis padres no sabían nada, ni mis amigas… así que fui sola, llorando a mares y muy angustiada. Al llegar me repitieron el test de embarazo: seguía dando positivo sin ninguna duda y me realizaron una ecografía vaginal. No se veía nada. Ni saco gestacional ni nada. 

“Esto es normal. Estas de muy poquito por lo que es normal aún no apreciar nada. Dentro de tu cuerpo aún estás con un proceso químico, más que un embarazo en sí. Pero si sigues sangrando… se considera que podrías estar sufriendo un aborto bioquímico. Pero es normal. Solo hay que tener paciencia. Vuelve en una semana y vemos cómo va. Lo que sí está claro es que a estas alturas no es sangrado de implantación”

Y me fui a mi casa. Sin más. Con mil conceptos nuevos, como líquido en Douglas, sangrado de implantación, saco gestacional y aborto bioquímico. Como no, me puse a buscar en internet. No sé si por suerte o por desgracia no encontré nada de lo que buscaba, pese a ser “tan normal”, como me habían dicho. 

No me mandaron reposo pero decidí no hacer esfuerzos, por lo que pudiera pasar. Durante 4 días no volví a sangrar y, para asegurarme que seguía embarazada seguí haciéndome test. Uno por día. La cabeza me iba a mil. 

La madrugada del jueves me desperté para hacer pis y al limpiarme volví a ver sangre. Pero una sangre muy roja, nada que ver con una regla ni con el sangrado anterior. Así que mi pareja y yo nos fuimos corriendo a urgencias. Allí me volvieron a mirar, me volvieron a hacer un test otra vez y otra eco. Nada. Seguía sin verse nada y el test seguía dando positivo. 

“Paciencia” y otra vez para casa. 

La mañana siguiente fue una pesadilla. Me desperté hecha un ovillo, muerta de dolor y sangrando a mares. Mi primera pregunta en el primer sangrado fue: “si estoy sufriendo un aborto tendría que sangrar mucho, no?” Y la respuesta fue: no necesariamente. En mi caso, estaba claramente segura de que estaba sufriendo un aborto, por la cantidad de sangre, por el dolor, por el color…por todo. Las que habéis sufrido esto, me entenderéis perfectamente. Así que al final, estaba pasando. Habíamos perdido al “bebé”.  

Me tiré 4 días sangrando. Con dolor. Pero lo peor era el sentimiento de culpa y de tristeza. ¿Habré hecho algo mal? ¿Un esfuerzo? ¿Algo que he comido? ¿Será el estrés? Y luego la decepción. Decepción de las expectativas que ambos teníamos, la ilusión. Cuando una mujer se queda embarazada es cierto que asume que hay un 50% de posibilidades de sufrir un aborto, pero supongo que ninguna pensamos que esto nos va a pasar. Si no que creemos que todos los embarazados irán para adelante, como le pasa a todo el mundo. 

Llamé a la matrona para contarle lo que nos había pasado y me dio cita con ella. 

“Si no te hubieras hecho un test, probablemente pensarías que se trataba de una regla muy tardía. Pero esto no significa que no vayas a volver a quedarte embarazada. De hecho esto le pasa a cerca del 85% de las mujeres”

¿Cómo? Hay un 85% de mujeres que tienen abortos bioquímicos. La causa se desconoce, puede ser por una mala calidad del óvulo-esperma, que se ha implantado mal, que tienes estrés, que faltan nutrientes… mil cosas. Miles. 

“Las mujeres tendemos a culparnos de que nos pase esto. Pero esto no es culpa de nadie. En algunos casos la naturaleza es sabia y cuando se deshecha un ovulo fecundado tan pronto, es porque no era óptimo para continuar. Ahora tenemos que comprobar que has expulsado todo y cuando te venga la siguiente regla, lo intentáis otra vez”

Esta es otra parte del aborto. Que hay que comprobar que ahí no ha quedado nada. Hay 3 opciones: que tu cuerpo lo haya expulsado o que tengas que expulsarlo mediante un legrado (en el hospital) o por tu cuenta en casa, mediante unos óvulos vaginales. En mi caso, por suerte, lo había expulsado totalmente al ser de muy pocas semanas. Pero no quiero imaginarme lo que ha de ser cualquiera de las otras opciones. 

Mis ojos llorosos con la mascarilla debieron delatarme porque la matrona me dijo que no me preocupase, que sólo sería preocupante si es la 3-4 vez que me ocurre y que entonces habría que estudiar la causa. También me dijo que esto no significa para nada que nuestra fertilidad esté afectada, ni que yo haya hecho nada malo. Que un embarazo es un proceso normal y que no por ello tengo que quedarme en una cama durante 9 meses por miedo a lo que le pueda pasar al bebé. Y me dijo la frase que creo que empezaré a utilizar como un mantra:

“Estar embarazada es superar el miedo mes a mes, porque nunca sabes cómo está tu bebé hasta que nace”

Así que si alguna me está leyendo, porque por desgracia está viviendo esto o lo ha vivido y no encuentra información… es normal. Es una normalidad-anormal, porque si el 85% de las mujeres tenemos esto y no se habla de ello… algo pasa. No sé si por tabú, si por miedo o si por desconocimiento. Pero esto: LE PASA A UN PORCENTAJE ALTÍSIMO DE MUJERES. Cuanto más sepamos, más lo hablemos antes cicatriza. Estoy convencida. 

Finalmente me gustaría dar las gracias a todo el personal sanitario que he visto este mes. Nunca me he sentido tan comprendida, ni tratada con tanta empatía. Y en especial a esa enfermera que en el primer sangrado me dijo: te voy a dar la mano para que estés tranquila. De corazón: GRACIAS.

 

Anónimo