NO TENGO HIJOS, TAMPOCO HIPOTECA ¿Y?

Es impresionante el grado de intromisión en la vida de las personas que ejerce cierta gente. En mi caso, no tengo hijos porque no me da la gana, básicamente. Nunca me han gustado los niños y no he tenido esa necesidad. Sigue estando mal visto tener marido, más de treinta años y ningún crío. Lo curioso es que muchas de las madres que preguntan, dicen que tampoco es para tanto y que no me pierdo nada (si es así, ¿para qué me haces el interrogatorio?).

Mi amiga Marta me dice que le encanta hablar conmigo “de lo que sea” porque- eres la única persona que “no me juzgas y encima me apoyas” – dice; no soy jueza, soy persona y trato de empatizar, le respondo. Al ser amigas, tenemos muchas formas de pensar afines, evidentemente, pero me sorprende y alegra que así lo sienta.

Nunca he tenido hipoteca ni préstamos: llámalo suerte, saber gestionar lo que tengo, trabajo o una combinación de todos esos factores. Es mi filosofía de vida, vivir con lo que dispongo, con aspiraciones de mejora, usando la cabeza, siempre. Mi madre, cuando me fui de casa con 24 años, me dio el piso de mi abuela, que habíamos heredado. Hace unos años lo vendí, me mudé a la otra punta del país y hace unos meses, compramos una parcela en la que nos hemos hecho una casita para los dos.

Si por mi fuera, como una auténtica “horse-addict” que soy, tendría 20 caballos, o 50, pero hay que ser realista y coherente. Me ocupo de mis caballos y los de un amigo, nueve en total. Con todo lo que conlleva: echar comidas, ecos, curas, ir a por pienso y forraje, productos… una locura. Creo que la parcela de responsabilidad la tengo cubierta.

Y, por qué no, también me gusta tener mi independencia: entrar, salir, dormir, pasarnos el fin de semana viendo Netflix tirados en el sofá tapaditos con la manta o haciendo posturitas en cualquier rincón de la casa, sin necesidad de aguantar a nadie y lo más importante, sin dar explicaciones.

Lo de reciclarme para poder montar mi negocio “de lo mío” en un lugar idílico, pero complejo como este, es todo un reto al que dedico mucho tiempo, pensamientos, dinero e ilusión. Eso es otro mundo, que sólo entienden los que lo han experimentado en sus propias carnes.

 Habrá quién diga que es suerte, yo lo llamo autodeterminación, constancia y coj…

Anónimo