TENGO 30 AÑOS Y NO QUIERO SER MADRE, ¿CADA VEZ SOMOS MÁS?

 

A estas alturas de mi vida me vais a permitir que diga lo siguiente: “¡que no cojones, que no quiero ser madre y seguiré siendo mujer!”. Uff que a gusto me he quedado, bueno no, en verdad no, pero una tiene modales (o al menos se intenta).

¿No os ha pasado que con la edad cada vez os preguntan más y más gente, “¿oye, para cuando la boda, o, para cuando el niño?”. En mi caso, lo de la boda me da más igual aunque creo que tampoco debería ser una de las preguntas por excelencia cuando hace tiempo que no ves a alguien, pero lo del niño ya me mata. Sobre todo cuando añaden “que ya vas tarde”.

¿Os acordáis de la película Inside Out (Del revés)? El muñeco rojo que se encendía cabreado cada dos por tres soy yo. Si, lo soy. Tuve que ceder los derechos a Pixar.

En serio, me parece perfecto aquellas mujeres que están deseando ser madres y cuyos hijos son un sueño para ellas. Tener una familia, ir al parque juntos, llevarlo al colegio, precioso. Pero, ¿y si yo no quiero eso? ¿y si para mi una familia está compuesta por mi pareja y mi perro? ¿y si no tengo ese instinto maternal por reproducirme? Tengo 30 años y no quiero ser madre, ¿cada vez somos más? 

Os diré una cosa, NO PASA NADA, y si algo he ido aprendiendo con los años es que hay que conseguir lo que queramos, sea un niño, un viaje soñado, un trabajo o simplemente tirarte cada mañana en el sofá sin hacer nada. La vida es muy corta y no pienso dejar que nada ni nadie me impida disfrutar de lo que realmente quiero vivir. 

Sé que voy teniendo una edad y que todas mis amigas se están convirtiendo en madres, me parece de fábula porque siempre han querido serlo, pero yo no. Yo he querido viajar y ver mundo, he querido trabajar en moda, vivir en París y tener un perro, y ¿sabéis qué? Lo he conseguido, yo solita, sin ayuda de nadie, y os aseguro que ese resultado para mi es como tener mi propio hijo y verlo crecer. De hecho, lo primero que deberíamos hacer todas las mujeres al levantarnos por la mañana es mirarnos al espejo y decir “JODER, SOY FABULOSA”. Dejémonos solo de mierdas del físico. Que sí, que está muy bien querernos a nosotras mismas independientemente de los kilos de más o de menos que tengamos, pero ¿y si empezamos a querernos por nuestros logros? ¿por nuestros méritos y objetivos cumplidos?

Empecemos a darle importancia a nuestro amor verdadero y tristemente poco conocido: el amor por nosotras mismas. Sí, lo sé, siempre te vas a encontrar a Puri la del quinto, o a Mari Carmen, la que siempre está en todas las bodas de tu familia y sigues sin saber quién cojones es, que te pregunten por qué no has sido madre todavía, y tú, con orgullo y mucha elegancia y paciencia (contar hasta tres suele funcionar), responderles: “no tengo intención de ser madre, adoro mi vida tal y como es y soy fabulosa así”, y si quieres dejarles sin palabras puedes añadir “¿algún problema?”. No sabrán donde meterse jajaja. No falla.

 

Patricia Sevillano