Hace un par de años conseguí entrar en la carrera que quería, pero hoy por hoy no sé si podré salir victoriosa de ella. Es algo que me agobia y me angustia y que me duele y me hace pasarlo fatal. Porque yo no quiero dejar mis estudios así, a medias, más cuando vengo de abandonar un ciclo porque me empeñé en que quería hacer esto. Lo que ocurre es que no puedo, es superior a mí…

Lo intento, pero cada mañana me levanto con la sensación de que me voy a la guerra. Tengo temblores, taquicardia. No hay día lectivo en el que no me duela el estómago, que no llegue al campus luchando con las náuseas o los mareos. ¿Cuál es el problema? Pues que veo que no voy a poder sacarme la carrera porque exigen montones de trabajos en grupo y yo sufro de ansiedad social. Me da vergüenza reconocerlo, pero es lo que hay.

He podido con lo de comenzar en un lugar nuevo donde no conocía a nadie. Me esfuerzo por asistir a clase y enfrentarme cada día a la inseguridad, a estar rodeada de gente. Así como a la angustia que me produce no saber si me va a tocar hablar o participar en las clases. Hasta ahí, lo llevo más o menos bien. Controlado al menos.

Lo que me desestabiliza por completo son los malditos trabajos grupales.

Y, si fuera uno o dos al cuatrimestre, pues aún. Pero es que son constantes y en casi todas las asignaturas. Sé que a nadie le importa, que mis problemas son míos, no obstante, ojalá alguien lo hiciera. Qué no daría por que me concediesen la opción de realizar los trabajos sola. Que currar no es un problema, es hacerlo en grupo lo que me mata. Es levantar la cabeza en clase y ver cómo todos se van mirando mientras reúnen a los participantes casi sin necesidad de hablar entre ellos. El que más y el que menos tiene un par de colegas con quien juntarse.

Y luego estoy yo, que apenas me relaciono y que me pongo frenética cada vez que tengo que ir a preguntar si me aceptan en un grupo. Incluso con aquellos con los que ya he trabajado en otras ocasiones. Porque es echarle el valor de ponerme a preguntar, más el de interactuar con la gente, más el de coordinarme con ellos. Y la hecatombe final: exponer el resultado en el aula. Cosa que también tengo que hacer con algunos de los trabajos que hago sola, pero son muchos menos y no siempre hay tiempo para hacer presentaciones.

En resumen, ir a la universidad me está quitando la vida y amargando la existencia. La terapia a la que he empezado a ir no va a tener resultados de la noche a la mañana. Sin embargo, casi todas las semanas surgen trabajos grupales obligatorios y yo ya estoy empezando a tener problemas en un par de materias. Por ahora he recurrido a excusas, a partes por enfermedad y similares. Pero no sé cuánto más me van a ir colando, que allí todo el mundo tiene sus cosas y la gente sigue sacando el tiempo para realizar y exponer sus trabajos. Así que, no sé, o de pronto aprendo a gestionar mi fobia social, o voy a tener que abandonar la carrera.

 

Anónimo

 

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