El últimatum, la frase final, la guinda del pastel que termina de romper todo lo que teníamos construido y nos destruye hasta los cimientos: ‘nunca encontrarás a alguien como yo’. 

En el momento nos duele, nos quema, nos incendia el alma. Es una frase difícil de masticar, difícil de digerir y a muchas personas nos da por vomitar justo después de escucharla. ¿Por qué? Porque es una sentencia, una pena de muerte. 

Cada vez que alguien escucha o dice esa frase es porque ya no hay marcha atrás, porque lo que había se ha roto para siempre. Nos podemos dedicar a ponerle tiritas, esparadrapos o cualquier tipo de remedio casero para intentar evitar lo inevitable, pero la verdad es que ya nada vuelve a ser lo mismo. Después de esa afirmación, no hay marcha atrás posible.

A pronunciarla nos conduce el dolor, la amargura, la desesperación de ver cómo algo que queremos retener a nuestro lado se escapa para siempre, algo que sabemos que no tiene billete de vuelta. No creo que decirlo sea fácil, no creo que la persona que la escupe realmente se sienta suficiente, creo que detrás de ella se esconden mil miedos, inseguridades y complejos sin resolver. Si alguna vez dices o has dicho algo parecido a ‘nunca encontrarás a alguien como yo’, toca examen de conciencia.

Toca examen de conciencia porque estamos intentando manipular, estamos intentando hacer sentir al otro inferior, estamos queriendo demostrar que nosotros somos mejores, que jamás alguien estará a nuestra altura, que no se puede encontrar nada ni a nadie que nos iguale. Y eso, queridas mías, no es bonito, no es agradable, no es algo que se le dice a una persona a la que quieres.

Está claro que este tipo de frases se sueltan en caliente, en momentos de tensión, a modo salvavidas, pero eso no es excusa como no lo es el ‘estaba borracha, no sabía lo que hacía’. Párate y piensa, reflexiona, bucea dentro de ti, pero de verdad, sin miedo a encontrarme con toda la mierda que tiene que haber guardada ahí dentro, atrévete a descubrir qué fue lo que te llevó a soltar algo como eso, probablemente no te guste lo que encuentres, pero ese es el primer paso para salir de la toxicidad, limpiar todo lo que no aporta.

Y queridas, si estáis al otro lado de la moneda, si alguna vez os han dicho algo parecido, si habéis tenido que escuchar algo así, el pensamiento instantáneo que se os tiene que pasar por el cerebro es un PUES MENOS MAL como un castillo de grande.

Alguien que te dice una cosa así no te quiere bien, no te quiere bonito, no es la persona que mereces en tu vida. En el momento puede sonar devastador, podemos sentir el mundo romperse bajo nuestros pies, pero con el tiempo, con la perspectiva, con el espacio te acabarás dando cuenta de que si alguien ha salido ganando después de todo has sido tú.