¿Os acordáis de la fauna de Badoo?

 

A ver, puede ser que yo me haya quedado estancada en cuanto a aplicaciones de ligoteo se refiere… Tener pareja estable desde 2013 es lo que tiene. ¡Que ni siquiera he pisado Tinder señoras!

A veces me planteo abrirme un perfil para ver lo que se cuece, pero solo con objeto de investigación, ¿eh? Que no quiero que nadie malpiense.

Así que yo me remito a hechos personales acontecidos en mi veintena temprana, pero me imagino que, por mucho que los tiempos hayan cambiado (que no creo que haya mucha diferencia con mis experiencias de hace 9-10 años) y que las apps ahora tengan otro nombre o hayan hecho un lavado de cara, la fauna que habita en ellas debe ser bastante similar.

De esta forma, os propongo jugar a un juego: yo os narro diversos personajes que descubrí sin necesidad de bucear demasiado tiempo en las profundidades, y vosotras me confirmáis si sigue habiendo el mismo tipo de fauna marina en la actualidad.

Aquí está la fauna que yo misma me encontré en Badoo.

  1. El fantasma de la ópera:

Dícese de aquel que te calienta la almeja con promesas sexuales vacías, se pasa las tardes haciendo sexting contigo y te narra con pelos y señales cómo, cuándo y dónde te va a hacer tal o cual cosa pero que, cada vez que llega el momento de quedar, cancela el plan porque (misteriosamente) le ha surgido algo que no puede posponer.

Cuando ya te hartas de tener la vieira recocida y le pones un ultimátum del tipo: «la comida se enfría, ven y cómetela ya»; se raja, hace su mejor movimiento ninja y se borra del mapa como si hubiera desaparecido en mitad del triángulo de las Bermudas.

  1. El romántico empedernido:

Este espécimen es similar al anterior, pero en vez de calentarte la almeja, te calienta la oreja. Este te promete amor incondicional, cree en las almas gemelas, en las medias naranjas y en los instalove más propios de Wattpad (o de una comedia romántica de Antena 3 de un domingo por la tarde) que de la vida real.

Antes de que te des cuenta y sin siquiera haberos visto face to face, ya estará planificando vuestra boda y poniéndoles nombres a vuestros hijos.

Esta sucesión de acontecimientos tiene dos finales posibles: te asustas y eres tú la que te marcas un fantasma ninja desaparecido en el triángulo de las Bermudas; o tienes la mala suerte de ser esa chica romántica que aún cree en los cuentos de hadas de Disney y terminas en su casa. Tras un polvo mediocre, con él poniéndote alguna excusa barata para no volver a quedar contigo.

Si es que ya lo decía tu madre: «mucho prometer hasta el meter; una vez metido, se acabó lo prometido«.

 

  1. El míster fotopolla:

No sé si este espécimen hace falta explicarlo mucho, porque su propio nombre lo delata, pero hago un resumen:

—Ola k ase.

—Hola.

[Fotopolla].

Fin de la dramatización.

También pueden enviártela sin mediar palabra o mandártela en medio de una conversación normal del tipo:

—Pues se ha quedado un bonito día, aunque dicen en las noticias que mañana va a llover.

—Sí, por eso yo he aprovechado hoy para poner una lavadora.

[Fotopolla].

A lo mejor es que se piensan que una mierda de conversación puede arreglarse enseñando su miembro.

 

  1. El que iba para policía:

Este es el típico que parece que tiene en la mano un cuestionario con su tipo de chica ideal y los requisitos que debe cumplir. O también puede que tenga guiones con conversaciones predeterminadas para no quedarse nunca sin tema de conversación (todo es posible).

La cuestión es que te va formulando pregunta tras pregunta, en un orden claramente estudiado, de forma bastante rápida y a saco (como si fuera una metralleta). Si intentas salirte del guión, te reconduce hacia su batería de preguntas; si intentas hacerle tú alguna, para conocerle mínimamente aunque sea, la esquiva o la contesta lo más escueta posible para poder volver a seguir con su lista; si te retrasas mínimamente en contestar puede llegar a enfadarse o a lanzarte pullitas malintencionadas…

  1. El míster pollón (no confundir con el míster fotopolla):

Este jamás te va a enseñar la prueba del delito (ya te gustaría, pillina); pero, tarde o temprano en la conversación, va a sacar a relucir las enormes dimensiones de su miembro viril y te va a preguntar si tú te asustarías con ella o si te atreverías. Por lo general, siempre suelen referirse más a longitud que a grosor, y siempre suelen ser «nepes» de más de 25 cm (de los cuales nunca tienen pruebas, pero tampoco dudas). También existe la variante del pene como una lata de Coca-cola o del que habla de ella como si fuera un brazo de gitano.

Después de obtener lo que buscan (por lo general el morbo de tus respuestas), hacen bomba de humo y siguen con su caza morbosa en otros perfiles.

 

  1. El que busca follamiga:

Es ese que aún no ha cruzado ni cuatro frases contigo y ya te propone ser su follamiga.

A ver, campeón, ¿cómo te lo explico? ¡No podemos ser follamigos si no somos amigos!

Si quieres, quedamos para follar una vez y, si ambos estamos de acuerdo, podemos repetir.

Quizá, solo quizá, con el debido tiempo, podemos llegar a ser amigos y follar o no follar a esas alturas.

Intentas explicárselo y se hace el ofendidito porque solo quieres tener sexo con él y no ser su amiga (uwu).

 

  1. El Kylo Ren:

Por lo general, se presenta ante ti con una frase manida en forma de halago, haciendo referencia a tu cara o a tus pechos y a cuánto le pone alguna parte de tu cuerpo (tu mirada, tus labios, tus tetas…). Si no le contestas o le respondes de forma seca y/o escueta, te insulta y te ataca con, no sólo uno, sino varios mensajes a modo metralleta.

Entre sus insultos preferidos están: gorda de mierda, te crees muy guapa pero eres un callo, tú lo que eres es una feminazi, calientapollas, bollera…

A veces son tan patéticos que vuelven a ti al cabo de un rato (o varios días más tarde) «arrepentidos» o porque ni siquiera se acuerdan de que ya te han intentado meter ficha.

 

Seguramente me he dejado varios elementos por el camino, pero creo haber resumido bastante bien los más relevantes.

¿Y vosotras? ¿Os habéis encontrado con alguna otra nueva y rara variante? Si es así, no seáis egoístas y compartid vuestras cartas Pokémon. Podemos hacer intercambio, que algunas las tenemos repes.

 

Anónimo