Para todos los chupópteros del mundo.
A ti. Querido amigo chupóptero, que diría Esperanza Gracia. A ti, que cuando has visto bondad te has abalanzado sobre ella cual vampiro emocional al más puro estilo Entrevista con el vampiro. O Crepúsculo, no sé cuál de las dos tendrá más adeptos. Yo personalmente, soy hija de los noventa.
A ti que has chupado energías ajenas para alcanzar tu bienestar y tiempo para colmarte de atenciones y cuidados y sin dar siquiera un caramelito como muestra de agradecimiento. Me pregunto si serás realmente consciente de lo feo que está dejar a alguien vacío, mientras te llenas como un refresco refill. O de lo cruel que es controlar a las personas a tu antojo como si fueran títeres de una obra que anticipa un final poco feliz.
Vampiro, más que vampiro, tú que chantajeas emocionalmente para conseguir lo que deseas, que te victimizas para justificar todo lo que necesitas. ¿Cómo es posible que tengas tan poca empatía y consideres a las personas objetos, satisfyers de tu vida? ¿Cómo es posible que puedas arrastrar a las personas a tu fango, a tu oscuro para luego dejarlas allí? Si la vida de por sí no fuera a veces difícil, como para dejar que os acomodéis con vuestro pesimismo y tenebrosidad. Y que, para colmo justifiquéis vuestra conducta.
Querido chupóptero, tú que haces daño a tu paso, eres una personalidad destructora de bienestar y estabilidad, y aunque el karma a veces parezca no llegaros, ojalá y ojalá fuerte, esté solo en un atasco y os alcance en algún momento. Y os arrebate todo lo que tenéis, para devolvérselo a las víctimas.
A ti, alma caritativa o virgencita de los caídos que diría mi madre, decirte que la incapaz de decir no, y/o la bondad añadida, no te convierten en María Teresa de Calcuta. Más bien eres objetivo de todas esas personas, hombres y mujeres, mayores y no tan mayores, que necesitan de la gasolina de otra para continuar su camino. Llamadas y mensajes a todas horas, tanto para pedir soporte como compañía, encuentros constantes porque a un chupóptero nada le es más complicado, que quedarse a solas consigo mismo. Y si tú no estás disponible, pasarán al siguiente de la lista, no sin antes recriminarte que les hayas abandonado. Creo que su concepto del abandono lo tienen más que distorsionado. Es más, voy a correr el riesgo y a decir que no sólo lo creo, si no que también lo afirmo.
Es realmente agotador atender a un chupóptero y, además no vas a recibir a cambio ni un 10% que compense un mínimo tu entrega y dedicación. Qué digo un 10%, un 0.01%, lo cual es bastante triste. Porque por mucho que no esperes nada a cambio, el hecho de que ni siquiera se reconozca tu labor, te hace sentir una auténtica mierda. Bastante duro es lidiar cada día con la autoestima y la incertidumbre propia, como para volcarse literalmente en salvar la ajena.
En vista de que un chupóptero tiene una personalidad tan narcisista que no parece que vaya a cambiar, al menos, protégete tú con toda tu armadura. Y aprende a decir no, sin sentimiento de culpa, porque tu felicidad está en juego y no puedes permitir que nadie te la quite y se la quede. Corre, corre por tu vida, y nunca mejor dicho.