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El otro día estaba yo viendo vídeos musicales en la tele cuando, en uno de estos azares del destino y de los algoritmos de Youtube, me saltó un anuncio con el tráiler del reboot — o secuela o lo que sea que se vaya a estrenar en breve — de la película Jóvenes y Brujas.

Solté la bayeta con la que estaba limpiando los cristales encima la mesa, me dejé caer en el sofá y dejé la mente despejada para que la niñata que vive en mí pudiera tomar los mandos de nuestro cuerpo y salir a jugar un rato.

Que yo cuando me pongo nostálgica, me pongo para varios días.

Así que me pasé el resto de la jornada pensando en todas las películas de mi adolescencia que vi en bucle hasta que se rompieron las cintas:

 

  • Jóvenes y Brujas

Jóvenes y Brujas, o sea, lo que era yo por aquel entonces. Me sentí identificada desde que vi el título. Pero es que además va de una chica atormentada porque hace cosas extrañas, es muy rarita, ha pasado por una tragedia recientemente y acaba de mudarse y empezar el curso en un instituto nuevo. Encima la ultra mítica de que su reputación queda en entredicho por culpa del típico machirulo de High school de los USA. Cuando todo el insti le hace el vacío ¿quién le queda? ¿Dónde encaja? Pues en el grupito de las frikis siniestras. Yo era una chavala relativamente feliz y sin ningún poder conocido, pero mi amor por el negro para la ropa y el esmalte de uñas a raíz de esta película me duró años. Ay, ligera como una pluma-rígida como una tabla… quién fuera bruja de verdad.

  • Scream (y secuelas)

Neve Campbel estuvo liadilla de curro aquellos años, eh, di tú que la pobre se quedó un poco encasillada y abocada al olvido también, porque lo petó con Scream, fue perdiendo fuelle con las secuelas y, no es que sea yo una especialista del gremio, pero no soy capaz de recordar más filmes suyos del 2000 en adelante. Yo Scream fui a verla porque me apasionaba el género y por Drew Barrimore, que la quiero desde E.T. No es que las escenas de mi Drew ocupen mucho metraje, pero su rostro horrorizado ocupaba todo el poster promocional y era la imagen que te venía a la cabeza cuando se hablaba del fenómeno que fue el Scream original. Antes incluso que la de Ghostface.

Es casi una peli de culto para toda una generación. Las secuelas, meh, ya se sabe, sin embargo, como fan que fui, soy y seré, pagué mi entrada para ver la cuarta, aunque ya estaba lejos de ser una fanática del terror adolescente. Y me acabo de enterar que habrá una quinta entrega en 2022.

 

  • Romeo y Julieta

Año 1996, el clásico de los clásicos actualizado, a todo color, con una banda sonora rompedora y con Leonardo Dicaprio… Nada más que decir, señoría. Desconozco cómo fue la taquilla de Romeo Y Julieta en España ni el resto del mundo. Solo sé que en mi clase se organizó una quedada para ir a verla. Mis compañeros ocuparon media sala ellos solos, me lo contaron el lunes siguiente porque yo no fui, ya que tenía planeado ir a ver Scream por segunda vez. Y como en mi casa no estaba la economía para ir al cine todas las semanas, no la vi hasta que la pude alquilar en el videoclub — sí, videoclub… qué tiempos aquellos —. Me arrepentí de no haberla visto en su momento, pero solo un poco porque Scream se merecía una segunda vez en pantalla gigante.

  • Sé lo que hicisteis el último verano (y secuela)

Jennifer Love Hewitt, Sarah Michelle Gellar, Freddy Prince JR y Ryan Phillippe. Eso era un cartel, caray. Y qué me decís del título, sencillito. Pedía a gritos una segunda parte con la que poder añadirle el ‘Aún’ de la secuela. Esta peli cambió mi forma de pasear por el puerto tras el anochecer. Lo tiene todo: chavalada guapetona de diferentes estratos sociales y capacidades intelectuales, crítica, suspense, romance, moraleja y un villano de impermeable y garfio con el que te apañas Halloween en un momentito.

  • The Faculty

¡Jefe! ¡Póngame una de extraterrestres, por favor! Y con Josh Hartnett. Sale también Elijah Wood, alias en unos años seré simplemente Frodo Bolsón para todo el mundo. En esta tenemos ambiente de instituto, malote con afición por el menudeo escondido en bolis bic — no en el Naranja, que escribe fino, sino en el Cristal, que escribe normal. —, chica nueva que busca su sitio, chico empollón, chica inadaptada que solo quiere encajar, y profesores que de pronto no parecen los mismos. Adolescentes salidos y alienígenas ladrones de cuerpos al ritmo de ‘Another brick in the wall’ y The kids aren’t alright’. Obviando la apología del consumo de estupefacientes, un imprescindible.

  • American Pie

American Pie cambió la tendencia en lo que a cine para público adolescente se refiere, al menos entre 1999 y los primeros años del nuevo milenio. Y no solo con sus innumerables secuelas, que yo ya no sé cuántas hay porque me niego a considerar como tal a las que no cuentan con al menos el 50% del reparto original. Hordas de adolescentes se agolpaban en los cines para disfrutar de las locuras de sus hormonados y calentorros protagonistas. Y todos salimos de la sala sintiéndonos identificados con alguno de los personajes. Ya fueras una chiquilla enamorada esperando el momento ideal para perder la virginidad o un salido con ganas de meterla en cualquier agujero calentito. Cubre un espectro muy amplio.

  • El bar Coyote

No sé explicar porqué, pero me gustaba muchísimo El bar Coyote y las aventuras y desventuras de Violet en su carrera en la música. Será por las variopintas personalidades de los personajes femeninos, por el final feliz, por los bailes o por las canciones, no lo sé. Pero es de esos filmes que te hace pasar un rato divertido y que te deja cantando como una loca. Pienso en el bar Coyote y mi cerebro automáticamente canta ‘One way, or another, I’m gonna find you…’

 

  • Destino final

Reconozco que no puedo subirme a un avión sin acordarme de esta película, el día que compruebe la bandeja y se me quede la pieza del cierre en la mano… la voy a montar durísima. Me encantaba y me agobiaba a partes iguales porque cada vez que la veía me pasaba una semana buscando señales fatales a mi alrededor.

 

Hale, ya me ha dado otra vez el brote nostálgico. Me voy a casa de mi madre a ver si no ha tirado nuestro viejo reproductor de vídeo y mi colección de VHS rallados.

 

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