Vengo a contaros que estoy indignada.

Hoy tenía turno de tarde en el trabajo así que al salir fui corriendo al súper a hacer una compra de supervivencia que, finalmente, se tradujo en tres bolsas de rafia llenas hasta arriba.

Al llegar a casa y ver a mi hija recién salida del baño en brazos de su padre, me di cuenta de que me había olvidado de comprar su leche de fórmula sin lactosa. Recogí mi moral del suelo, corrí a la farmacia y, de regreso, me encontré con una vecina en el portal.

La saludé, me preguntó por la peque y le contesté que estaba en casa con mi chico.

Y ella me responde:

 

‘Ay, qué suerte tienes con tu marido, que se queda con su hija y la lleva al parque… Aun lo vi esta tarde cuando fui con mi nuera y mi nieto y estuvimos comentando lo padrazo que es’.

 

Eeeeeeeh… ¿¡Hola!? ¿¿Perdón??

Que se queda con su hija, dice, como si él lo hiciera para que yo pudiese llegar a esas horas de tomarme unas cañas por ahí, en lugar de currar todo el día y andar como pollo sin cabeza y sin leche sin lactosa.

 

Dado que llevaba prisa le reconocí con una sonrisa la suerte de marido que me ha tocado y me fui escaleras arriba.

Subí refunfuñando para mis adentros y pensando: ‘¿En serio? ¿Por qué a mi marido le aplauden por llevar a la niña al parque y hacer cosas de PADRE? ¿Eh?’

Es que no es la primera vez que me pasa, ni la segunda.

Y tampoco os creáis que es una señora muy mayor, qué va. No lo sé con exactitud, pero la mujer no debe tener más de sesenta años. ¡Y tiene un hijo de mi edad!

Es cierto que el padre de mi niña es un padrazo, por muchos motivos.

Pero no por llevarla al parque, quedarse con ella, cambiarle los pañales, darle la merienda ni nada por el estilo.

Todas esas cosas, y muchas otras, son su responsabilidad y su obligación desde el mismo momento en que la engendró.

Y lo mismo para mí, que soy su madre.

Entonces, ¿por qué él recibe felicitaciones por ser como debe ser y por actuar como debe actuar?

Yo estoy esperando la primera.

Bueno, miento, mi madre y mi marido mismo me dicen a menudo que soy la mejor y que lo hago genial. Normalmente cuando les lloro porque la maternidad y sus consecuencias me sobrepasan, lo cual me ocurre de cuando en cuando.

Pero para el caso eso no vale.

Venga, en serio. Aquí o felicitamos a todo el mundo por cumplir sus obligaciones obvias o rompemos la baraja, hombre ya.

Que estamos en 2021 y ya deberíamos ir asumiendo que los tiempos han cambiado y los viejos roles de género en cuanto a la paternidad y la maternidad, también.

Tal vez no en el 100 % de los casos, pero quiero pensar que sí en una amplia mayoría. Al menos en mi generación y las siguientes. ¿No?

Veo casi tantos hombres como mujeres cuando voy al parque, empujando carritos de bebé, buscando un baño con cambiador en el centro comercial…

Mis amigos y familiares con hijos son padres responsables y comprometidos con su paternidad. Mis amigas y familiares con hijos comparten la crianza de sus pequeños con sus parejas masculinas desde la igualdad y la equidad.

Insisto, no todos, lo sé. Aunque sí un porcentaje muy alto.

Foto de de Josh Willink en Pexels

Otra cosa bien diferente es el balance de la carga mental, pero eso merece su propio post y sería uno bastante extenso. En mi humilde opinión.

En resumen, que a mi vecina no se lo tengo en cuenta porque sé que lo ha dicho desde el corazón y con la mejor de las intenciones. Me quedo con el halago.

Pero, de verdad, creo que ya basta de considerar digno de mención que un padre cumpla con sus deberes de padre.

Felicitemos a todos esos hombres que, como mi marido, crían a sus hijos con amor, paciencia, devoción, compromiso, abnegación, responsabilidad, cariño y todo lo bueno que un padre debe tener y que no siempre es fácil de encontrar.

Y a las mujeres que hacen lo mismo, también.

Porque ser padre, o madre, es mucho más que mantener a los niños limpios, alimentados, cuidados y entretenidos.

 

¿No estáis de acuerdo?

 

Anónimo

 

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