Estamos de acuerdo en que el sexo oral es de suma importancia a la hora del revolcón, al menos para la mayoría, ¿verdad?

Lo que me llama especialmente la atención al respecto, es la dificultad que tenemos muchas mujeres de relajarnos y gozar.  Justamente ayer hablaba con un muchacho con el que tengo una amistad virtual y gozando del pseudoanonimato y la distancia, debatimos al respecto. Él estaba sorprendido porque su pareja no disfrutaba cuando él visitaba su zona sur, que de hecho casi no lo dejaba practicar surf en su marea…. Yo le respondí que era muy común, que de hecho podría asegurar que al 90% de la población femenina le lleva un largo trabajo consigo misma abrirse al disfrute REAL de los chupetones.

¿Y eso a qué se debe? ¡Pues ni idea! Pero asumo que tiene que ver con varios puntos:

En primer lugar, desde que el tiempo es tiempo (O desde que fue conveniente) nos han hecho creer de una y mil formas diferentes que la chocha es algo sucio, generador de bichos y olores extraños que debemos contener con toallas diarias, perfumes y jabones… Entonces, cuando el tipo quiere ir de expedición a la cueva, nos brota la ansiedad y la angustia de tener su nariz ahí clavada.

En segundo lugar está la sensación de sometimiento. Durante el sexo se plantea una lucha de poder, normalmente compartida (de a ratos), pero cuando nos toca a nosotras estar ahí, tumbadas pierniabiertas… nos sentimos indefensas, desprotegidas y como para nosotras apagar la mente durante el acto sexual  es muy complicado, se torna algo difícil entregarse al placer.

En tercer lugar diría que hay un preconcepto de que si te gusta que te la chupen, si lo disfrutas y aún más, SI LO PIDES a tu pareja, es de guarrona. La historia nos ha enseñado que debemos ser “modositas”, no muy calentonas y no demasiado descontroladas. El sexo oral es salvaje, es instintivo, es total y completamente placentero y conlleva una pérdida de control  momentánea que suele asustarnos mucho, porque nos saca de ese estado al que debimos acostumbrarnos desde muy pequeñas.

En cuarto lugar, también incide el hecho de haber parido. Conozco varios casos en que luego de dar a luz, la mujer ha tenido que redescubrirse como mujer… porque el cuerpo estuvo 9 meses, aproximadamente, en modo “fábrica” y luego pasa al modo alimento y cobijo y resulta “raro” entonces dejarse lamer y/o penetrar como antes… Al menos hasta que el cachorro deja de mamar.

La sexualidad femenina es algo intrigante, desconcertante y ha habido muchas maniobras políticas y religiosas para mantenerla a raya.  Una mujer que sabe que le gusta, que lo pide y lo disfruta sin tapujos es un ARMA, es revolución, es magia.

@xime.delarosa