El capacitismo y los tabúes sobre la discapacidad

 

Existen muchos mitos sobre la discapacidad. Que una persona discapacitada no puede ser independiente, que está enferma, que es peligrosa, que es infantil, etc. De todos los mitos, el que más tabú o prejuicios genera en nuestra sociedad es el de la sexualidad en la discapacidad. Sobre todo en mujeres. Es precisamente este el tema que trata la serie «Fácil» que está avivando el debate estos días.

Pero empecemos por definir ¿qué es realmente la discapacidad?

Discapacidad según la RAE es:

Situación de la persona que, por sus condiciones físicas, sensoriales, intelectuales o mentales duraderas, encuentra dificultades para su participación e inclusión social.

«Discapacidad» es una palabra muy fuerte, que automáticamente asociamos con cosas muy malas y dolorosas, con el sufrimiento, con la dependencia y un montón de cosas más que nos han dicho que nunca debemos ser ni tener cerca.

Sin embargo, todo esto lo pensamos por algo llamado «capacitismo».

¿Y qué es el capacitismo?

“El capacitismo es una forma de discriminación o prejuicio hacia individuos con discapacidad física, mental o de desarrollo que se caracteriza por la creencia en que estos individuos deben ser arreglados o de lo contrario no pueden funcionar como miembros completos de la sociedad. (Castañeda & Peters, 2000).”

Yo creo que los individuos con discapacidad pueden funcionar como miembros completos de la sociedad SI se les dan los apoyos adecuados. Es más, estoy convencida que las perspectivas de las personas discapacitadas enriquecen la sociedad. Nos hace más compasivos, más empáticos y nos saca de nuestra zona de confort lo que nos permite ser más creativos.

Somos capacitistas como sociedad. Creemos que hay que arreglar aquello que es diferente, creemos que es la forma de ayudar. Y no, en demasiadas ocasiones, no es lo mejor.

En muchas discapacidades lo que causa el “no ser capaz” es una sociedad que no acepta las diferencias. No nos damos cuenta que la discapacidad no es un adjetivo que perjudica a la persona sino una crítica a una sociedad.

Somos capacitistas, yo acepto que tengo capacitismo interiorizado, pero ahora soy consciente de ello y puedo intentar evitarlo.

 

Visto estos conceptos, volvamos al tema de la sexualidad. Se tiene la falsa creencia de que las personas discapacitadas son asexuales, en un intento por infantilizarlas, se les niega la educación e información afectivo-sexual con la falsa creencia de que su sexualidad inocente y dormida se va a despertar como algo salvaje y descontrolado cuando en realidad, es la falta de educación lo que puede dar lugar a conductas desajustadas (sin una buena educación esto también puede pasar en personas sin discapacidad).

Las personas con discapacidad sienten deseo, atracción y placer y tienen derecho a tener privacidad e intimidad.

También pueden atraer, tienen capacidad de amar, de expresar cariño, de compartir sensaciones corporales, de enamorar, de seducir.

Además si se atiende, se educa y se presta apoyos a su sexualidad, van a poder expresar situaciones de abuso.

Y de esto trata la serie «Fácil», sería una serie más sobre las vivencias de 4 amigas si no fuera por la discapacidad intelectual de las 4. Dicen que «Fácil» se hace difícil aún a pesar de su clave de humor, porque nos enfrenta a estos tabúes y a nuestro capacitismo. Muchas veces es cruda y directa pero también despierta la conciencia y la reflexión.

Porque en realidad, es fácil, es fácil tenerlas en cuenta, tener en cuenta sus derechos, tratarlas como personas directamente y no a través de su discapacidad y que tengan una sexualidad sana.

No obstante la serie viene cargada de cierta controversia ya que de las 4 protagonistas sólo una de las actrices tiene discapacidad intelectual en la vida real y, además, la autora del libro en el que se basa «Lectura fácil» de Cristina Morales, no quedó contenta con el resultado.

Yo no me he leído el libro la verdad, pero en mi opinión son 5 capítulos que te dejan con ganas de más y que han conseguido poner en la palestra un debate necesario.

 

Sara Navarro