Si optas por castigar ya vas mal. Te dirán que eso ya no se hace que solo sirve para frustrar. Y a todos nos hace preguntar: ¿y dónde ha quedado la silla de pensar? Pues, seguramente, escondida en un rincón junto a su amigo el tacatá.

A tu peque, no le digas siempre que no, que eso está fatal. Es, por todos sabido, que prohibir solo sirve para incentivar. Tampoco digas siempre que sí a todo, que no se te olvide que hay que poner límites, pero sin límites y sin normas, sin castigos y sin premiar.

Difícil, ¿verdad?

Y sí, lo que lees: premiar tampoco bien visto está. Y si te preguntas por qué será. Bueno, los que entienden dicen que entonces los peques no hacen las cosas de verdad. Que las hacen por el premio y no con sentimiento.

Nada de amenazar con que los Reyes Magos por tu casa no van a pisar. Que los niños nunca son malos y solo hay que premiar sin premiar su bondad.

En estos tiempos cambiantes de hoy en día, solo vale dialogar. Que, para hacerlo con tu retoño, te tendrás que arrodillar y, poniendo tus ojos a la altura de los suyos, intentar hacerlo razonar.

Eso sí, recuerda siempre modular el tono de voz. Ni muy alto ni muy bajo, no se vaya a asustar.

Deberás ser asertiva, empática, respetuosa y leal. Hablarle como un adulto, con cariño, pero sin olvidar que es un niño. Pensando muy bien tus palabras, para que de la terapia se libre cuando sea mayor de edad.

Tendrás que respetar su espacio, pero manteniendo tu lugar y estando a su lado, por lo que pueda pasar.

Así leído, parece difícil. Pero, te puedo asegurar, que cuando te pongas en faena, verás que lo es aún más.

Si te monta una rabieta en medio de un centro comercial, intenta calmar la situación, pero dejándole actuar, porque si cohíbes sus sentimientos, le puedes traumar. Y si la gente que por allí pasa, se para a mirar, ofrécele pan, para que puedan sopar.

Si se cae, no le quites hierro al asunto. No le digas que ahí no ha pasado nada, que eso no es real. Se ha metido un sopapo y se lo tienes que explicar y si es con música mejor, que es más fácil de recordar.

Por si te has perdido, un resumen te voy a dar. Nada de reñir, de castigos, ni de premios… Pon límites sin limitar, di no sin negar. No subas el tono de voz ni lo bajes de más. Respeta sus tiempos, dale su espacio, mantén tu lugar, siempre a su lado, pero sin agobiar.

Muéstrales tu cariño sin cansar y llénalos de amor incondicional.

No lo vamos a negar, educar en el momento actual, es una tarea difícil a rabiar…

Y si os preguntáis el por qué, os diré la verdad: hagas lo que hagas, te van a juzgar.

Y que nadie se tome a mal, lo que aquí escrito está, que sé de buena mano, lo complicado que es criar, así que, solo te diré una cosa: respira tranquila, lo estás haciendo genial.