Con esto del body positive y “el perreo hasta abajo y el autoestima hasta las nubes” estamos empezando a tolerar cosas que… que te aguanten en tu casa.

Y antes de que me lancéis piedras ME EXPLICO:

Es estupendo tener una personalidad definida, propia y auténtica. De hecho: BRAVO POR ELLO. Es de aplaudir que sepamos decir NO a muchas cosas. Olé tu chocho moreno por esa sinceridad. Pero no pretendamos que todo nos parezca genial y que tengamos que estar de acuerdo y sentar dogmas.

 

Me parece genial que te guste el Rock y entiendo que el reggeaton te de sarpullidos. Pero déjame venirme arriba cuando escucho “baby nooooo baby noooo me rehuso a darte un último beso…” de Dany Ocean. Me parece genial (y comparto en un % muy elevado) que te rebeles contra los cánones marcados de los niños de azul y las mujeres de rosa pero coñe, si me gusta el rosa (y la purpurina) no por ello dejo de ser feminista hasta la médula. Que tú seas capaz de renunciar al jamón serrano y digas “NO” con rotundidad cuando te lo ofrecen, no significa que yo tenga que soportar miradas de asco acompañadas de frases del tipo “es que no estás concienciada… si te informaras…”

Por no hablar de las rarezas que todos tenemos y que el primer paso hacia un autoestima güeno, del de verdad, es reconocer que tooooodos tenemos defectos (en mi caso, tengo tantos que hasta podrían exportarse). La clave es quererse con ellos y asumir que no todo el mundo está dispuesto a aceptar nuestras taras mentales. Y no pasa ná. Tan feliz. Y vuelvo a lo mismo: es genial que tú tengas como rutina cagar con la puerta del baño abierta porque te hace libre y que como es tu casa  haces lo que te sale del moño… pero bueno, yo tengo otra forma de ser. Ni mejor ni peor… sólo es otra forma.

 

Así que, volviendo al principio: yo te quiero, te respeto, voy a tope con lo que te propongas… pero que te aguanten en tu casa.